El agua de las piscinas inflables y portátiles podría convertirse en un foco de riesgo para la aparición del vector del dengue si las familias no cumplen con las medidas sanitarias básicas, alertó el director de Ecología y Protección de Ambiente de la Digesa, Elmer Quichiz.
“Dejar el agua estancada por más de tres o cuatro días representa un gran peligro, porque el zancudo Aedes aegypti, vector de esta enfermedad, busca este tipo de ambiente para desarrollarse”, explicó.
El cambio de agua, según el especialista, debe realizarse como máximo cada dos días, pero lo ideal es desecharla tras el primer uso. Asimismo, remarcó que la limpieza de las piscinas debe incluir la desinfección con lejía y un buen enjuague.
No realizar este proceso de mantenimiento también causaría daños en la salud de quienes ingresen en este medio de distracción, refirió el especialista.
“Como el agua no recircula, existe gran concentración de microorganismos y bacterias que provocan enfermedades a la piel y gastrointestinales”, advirtió Quichiz.
El experto también señaló que los gobiernos locales son los encargados de regular el uso de estas piscinas en la vía pública. En un recorrido por las calles del Callao, Correo comprobó que existe una presencia masiva de estas albercas portátiles en las veredas y pistas.