El pollo es un alimento básico en la dieta de muchas familias, sin embargo, aún suele existir la duda en su forma de prepararlo, sobre todo si es necesario lavarlo antes de cocinarse. Si bien esta práctica se ha transmitido por generaciones, hoy la ciencia da más luces al respecto y concluye que no solo es innecesario, sino también riesgoso. Aquí los argumentos.
En muchos hogares, lavar el pollo crudo se considera una medida higiénica. No obstante, según Alejandra Ratti, docente de Bioingeniería de la Universidad de Ingeniería y Tecnología (UTEC), ello podría ser contraproducente debido a la propagación de bacterias peligrosas. “Al lavar el pollo sea en el fregadero o en un recipiente, las bacterias como Salmonella y Campylobacter principalmente y en algunos casos, también presencia de Staphylococcus y Listeria que pueden diseminarse a través de las salpicaduras, contaminando superficies, utensilios y otros alimentos cercanos.
Esto aumenta el riesgo de infecciones alimentarias que podrían evitarse simplemente cocinando el pollo a la temperatura adecuada, que elimina estos microorganismos, señala la especialista. A ello se suma que, según diversas investigaciones científicas, esto ocurre por la estructura de la piel del pollo, que favorece la salpicadura al ser expuesta al flujo del agua.
¿Cómo manipular entonces este insumo clave en la dieta diaria de los peruanos? Para reducir el riesgo, los expertos recomiendan manipular el pollo de manera cuidadosa. Esto implica:
- Usar superficies separadas para cortar pollo crudo, de modo que no entren en contacto con otros alimentos.
- Lavar bien las manos y desinfectar los utensilios que se usen para su preparación.
- Evitar el almacenamiento inadecuado, ya que el pollo crudo debe ser refrigerado inmediatamente y colocado en la parte más baja del refrigerador para minimizar el riesgo de proliferación bacteriana por goteo de líquidos.
¿Qué hacer en vez de lavar el pollo?
La docente de UTEC señala que el pollo debe cocinarse hasta que su temperatura interna alcance los 75°C, un punto en el cual la mayoría de las bacterias son eliminadas. Si se desea una mayor seguridad, es útil emplear un termómetro de cocina para verificar la temperatura antes de servir.
Asimismo, los especialistas señalan que es una buena práctica utilizar papel de cocina para secar el pollo, pues puede ser una alternativa para eliminar la humedad visible sin recurrir al agua. Esta medida permite retirar posibles restos de sangre o fluidos, sin comprometer la limpieza de la cocina ni esparcir bacterias en el entorno.
De acuerdo a las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, es importante recordar que “las enfermedades transmitidas por los alimentos son generalmente de carácter infeccioso o tóxico y son causadas por bacterias, virus, parásitos o sustancias químicas que penetran en el organismo a través del agua o los alimentos contaminados” y por lo tanto desde su compra, manipulación, cocción y consumo se deben asegurar todos los pasos que promuevan la inocuidad de los alimentos.
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