Siendo hijo de dos ingenieros, el jovencito Wagner Guzmán Méndez no tardó mucho en interesarse por el medioambiente y en hallar algún modo para contribuir con su preservación. Es así que desde 2009 empezó a observar con detenimiento el problema de la escasez de agua que caracteriza a muchas zonas de la selva. Este 2014, el pequeño de 13 años de edad ganó, nada menos, el premio del Google Science Fair 2014, concurso de ciencia y tecnología on-line en el que participan alumnos de todo el mundo, de forma individual y en equipo, de edades comprendidas entre los 13 y los 18 años. Este proyecto ambiental, pese al reconocimiento internacional, aún no cuenta con apoyo de alguna institución para que sea aplicado.
“La idea nació de mi padre”, reconoce el muchacho. Su papá se llama también Wagner Guzmán y es ingeniero ambiental. En tanto, la mamá, Lizette Méndez, es ingeniera agrónoma. Se puede decir que son una familia con formación y principios ecológicos. “Todos me ayudaron. Desde los ajustes al proyecto hasta en parte de la elaboración de la maqueta. Sin el apoyo de mi hermana, mi madre y mi padre, no hubiese podido ganar”, indica con orgullo el buen Wagner.
Fue en ese ambiente solidario y fraternal que nació el proyecto “Manejo y uso eficiente de la precipitación en la cuenca de Tilicancha, Chachapoyas”, que como su nombre lo dice propone una solución a la escasez de agua que caracteriza a la zona. Este estudio plantea que se construyan 4 reservorios que ayudarán a satisfacer la demanda de agua de 450 familias.
Apoyo popular
Dicha construcción será vital en épocas de escasez de lluvia, pues se encargará de captar sus aguas, almacenarlas y luego distribuirlas. Esto sería factible con US$160 mil, dinero que asumiría la población beneficiada, dado que los habitantes están dispuestos a pagar un monto adicional si el servicio mejora. “Además de recolectar información, fui a la misma zona a elaborar encuestas. Así lo hice para realizar el proyecto y hacerle las mejoras necesarias”, comenta el muchacho.
En resumen, lo que propone este joven de tercero de secundaria del colegio “Seminario Jesús María” de Chachapoyas no raya lo imposible. No es un sueño, es algo factible. “Uno no debeponerse límites. Es malo no tener conciencia de la realidad. Nosotros vivimos gracias a la naturaleza; sin embargo, no sabemos aprovecharla de la manera adecuada”. En sus palabras, hay desazón, pero también esperanza. No obstante, ¿cuándo tendrá luz verde dicho proyecto?
Puedes ver el texto completo adquiriendo la última edición de la Revista Correo Semanal.