Fernando Armas: “Con el humor también nos quejamos de la política"
Fernando Armas: “Con el humor también nos quejamos de la política"

Estaba decidido a separarse de todo lo que amaba para lograr un espacio en el programa de humor más conocido del país de los años 80 y 90. Pero la nostalgia y el poco dinero que iba a ganar hicieron que tome la difícil decisión de volver a su natal Chiclayo. Pasaba por la plaza de esa ciudad, pues acababa de regresar de la capital, cuando vio un escenario en ella. “Señores y señoras, aquí está nuestro crédito chiclayano que ya nos representa en Risas y Salsa”, dijo el animador. Fernando se fue llorando y, en ese instante, resolvió regresar definitivamente a Lima con muchas más ganas de luchar por su sueño.

¿Cuál fue tu principal motivación para venir a Lima? 

Tenía una pequeña trayectoria en el norte y ganaba dinero por los diferentes eventos que hacía en Piura, Sullana, Tumbes y Chiclayo. Pero me pedía más y la única forma de lograrlo era estar en un programa de humor a nivel nacional. Además, tenía la carta de presentación que me dio Augusto Ferrando, quien dijo: “Nació en Trampolín y de frente a Risas y Salsa”.

¿Qué fue lo más difícil de empezar en la televisión?

Adaptarme. Soy un comediante nacido, un humorista que ha aprendido en el camino muchas técnicas para saber llegar al público. Pero en ese momento tenía que entrar a un mundo nuevo. Tenía que fluir en el estudio con gente que yo admiraba desde antes como Antonio Salim, Rodolfo Carrión y Guillermo Rossini. 

¿Crees que uno nace con ciertas aptitudes para la comedia?

Sí, se nace con ese don, sino todos en Hollywood serían comediantes. Hay gente virtuosa con la comedia, y lo transmites con la sensibilidad más pura de tu ser. Ahora me ves serio, pero en el escenario me transformo, disfruto, juego como un niño y soy feliz. Soy un pez en el agua.

En algún momento pensaste en tirar la toalla... 

No por mí, sino porque los cambios en televisión son muy exigentes y corría el riesgo de que me saquen. No tenía otra opción más que hacer una carrera como comediante.

La imitación de los políticos o, mejor dicho, del poder tiene una dosis de rebeldía...

Imitar es una herramienta valiosa para el comediante. Yo te puedo contar un chiste a cara limpia y también puedo hacerlo con la caracterización de Toledo o Fujimori y te genera más risa. Lo que uno hace con respecto a la coyuntura nacional es algo que el país agradece. Es nuestra forma de expresarnos, nosotros hacemos un llamado de atención y damos una queja porque somos ciudadanos de este país. Y la parte política entiende que son mensajes que tienen un sentido. Las cosas buenas deben resaltarlas ellos, pero cuando hacen mal nosotros estamos en la obligación de reclamar y, mejor, que sea con humor.

Es una forma de ayudarnos a soportar la idea de tener los políticos que vemos... 

No es posible que un congresista sea un transgresor de las leyes. Es una burla para nosotros, para el electorado que ha elegido sin darse cuenta y eso pasa por el tema educativo, que Dios quiera mejore. 

¿Alguna vez has tenido problemas con alguien por tu trabajo?

Los problemas ocurren cuando imito a mujeres porque tengo que ponerme tacos y pestañas. Laura Bozzo se molestó en algún momento, Magaly también. Se imita a los personajes populares, que tienen llegada, pero tienen que tener correa. Uno debe aprender a reírse de sí mismo. Es parte del juego democrático.

¿Cuál es el personaje más difícil de imitar?

Las personas gorditas. Yo hago una imitación de Alan García en mis shows. He buscado una espuma para hacerme un saco, pero no me favorece.

¿Cuál es el proceso de preparación? 

Por ejemplo, quiero imitar a Becerril. Primero, lo observo mucho; tengo que captar todos esos detalles visuales y auditivos. Después practico frente al espejo con una grabadora hasta que encuentro los gestos del personaje que generan humor. 

Los noticieros o diarios son insumos para ti... 

Todos los días hay que leer noticias. Leo principalmente a los columnistas porque me parece que las desarrollan de manera amplia. Uno tiene que estar en todo, en la política, la farándula y el deporte.

¿A qué personaje jamás imitarías?

A Mónica Delta, y lo digo con mucho respeto y admiración por ella. No le encuentro un matiz para sacarle comicidad. A Mariátegui sí, pero a ella no. 

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