¿Qué hace que algunos pocos columnistas y entrevistados resulten interesantes al público, lector u oyente y que muchos otros sean aburridos, inocuos, prescindibles, no logran salirse de los datos o argumentos más concretos de algún suceso sin mayor análisis?. Pienso que es su capacidad de sorprendernos por la originalidad de pensamiento, la seguridad y fuerza interna que tienen para decir lo que piensan y el talento para comunicar de modo inteligible sus ideas; pero, sobre todo, su capacidad de provocar nuestro pensamiento porque “dicen B cuando todos dicen A”.

¿Se imaginan ustedes ser profesores de un salón de clases donde hubiera 30 alumnos como aquellos que son altamente provocadores y no convencionales? El profesor convencional se volvería loco. Diría que tiene alumnos indisciplinados, trasgresores, rebeldes, que no contestan en los exámenes lo que el profesor les enseñó y desaprobarían las pruebas memorísticas y mecánicas estandarizadas, salvo que desplieguen trucos para aprobar sin demasiado sacrificio.

El reto del Perú es tener colegios que promuevan el empoderamiento de ese tipo de alumnos, con profesores capaces de provocarlos, respetarlos y acogerlos, que entiendan que la creatividad y originalidad no se promueve haciendo “más de los mismo” sino procurando romper las fronteras de lo establecido y formulando ideas que lo confrontan. Eso significa alejarse de la vocación estandarizadora y examinadora de los colegios que obligan a los “outsiders” a formatear sus mentes hacia las formas estandarizadas de aprender y comportarse aún a costa de sacrificar su originalidad.

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