Me agradó la originalidad y precisión didáctica de la columna “Necesitamos distinguir el conocimiento matemático de otros tipos de conocimiento”, escrita por Manuel Ángel Nuñez en la revista Nidos de Lima #34 (agosto 2015). Señala que hay que distinguir entre el conocimiento de reglas, conocimiento objetivo y conocimiento lógico matemático.

En el primer caso, al contestar la pregunta “¿por qué la palabra examen no lleva tilde?”, el alumno debe conocer y aplicar arbitrarias reglas de tildación, que debe memorizar por ser de uso convencional. En el segundo caso, la pregunta “¿qué sustancia es más pesada: el aluminio o el acero?” alude a propiedades de los objetos (masa), que es un conocimiento observable y medible que es independiente de la cultura o ubicación geográfica. En el tercer caso, contestar la pregunta “María tiene 12 años. Gabriel tiene 4 años más que María. ¿Qué edad tiene Gabriel?” requiere conocer el concepto de 12 y la relación matemática “4 años más”. Ese es un conocimiento lógico matemático que no está en la realidad observable, sino en la construcción mental de la persona. Por ello, aprender matemática supone “comprender y construir, a partir de la experiencia, la mayor cantidad de relaciones”, lo cual no es posible si se apela a la memoria o al aprendizaje de ciertas reglas. Demanda razonamiento.

Pienso que esto permite entender por qué en las pruebas ECE los alumnos aciertan en las preguntas de aplicación directa, pero fracasan en las de razonamiento (y en comunicación, los alumnos leen -mecánicamente- pero no comprenden lo que leen).