GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3
GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3

Las elecciones regionales y municipales están siendo un espectáculo tan lamentable que aporta en el descrédito de la democracia como sistema adecuado de gobierno y vuelve más precaria aún la institucionalidad del país. Como ejemplo, un botón: solo para la alcaldía de Lima, tenemos más de 20 candidatos, muchos de los cuales son únicamente invitados de las agrupaciones políticas, sin militancia activa. Adicionalmente, cuentan con poca o ninguna experiencia en labores ediles, y en algunos casos tienen incluso problemas con la justicia. Se suma una deficiente cobertura periodística que tiene su raíz en la dificultad de investigar y transmitir información relevante de más de 13,000 candidatos, lo que acentúa un panorama más que desalentador. Imposible no darnos cuenta de que las probabilidades de colocar a un mal candidato son muy altas.

La última encuesta de Ipsos da cuenta de un empate técnico entre Urresti (17.2% al alza), Reggiardo (16.9% a la baja) y Muñoz (14.2% al alza). Este último candidato hasta hace unos días aparecía en quinto puesto con una intención de voto del 3.5%, la cual venía de una preferencia electoral anterior de solo el 1%. A pesar de lo desalentador del panorama, resulta esperanzador que un candidato de sus características repunte en las encuestas, incluso si no llegara a ganar.

Es muy difícil asegurar que Muñoz vaya a realizar una buena labor en la Municipalidad de Lima si sale elegido. Es muy distinto administrar un distrito pequeño que cuenta con muchos recursos, a una ciudad gigantesca que no tiene el presupuesto que requiere. Sin embargo, es muy probable que, de la terna que lidera las preferencias, sea él quien logre desempeñar la mejor labor.

Quiero ingenuamente pensar que una parte de los ciudadanos ha dejado su apatía electoral y comienza a mirar con un poco más de seriedad las consecuencias de no emitir un voto responsable. Quiero pensar que están invirtiendo tiempo en reflexionar y promover la alternativa que genuinamente sienten que es la mejor, mirando más allá de las anécdotas y el ruido que genera la farándula política. Ojalá que esta sea una tendencia que podamos ver más en el país.

TAGS RELACIONADOS