Con la salud del pueblo no se juega, sentencia que en Arequipa no se cumple y por el contrario, gestiones públicas, sin excepción, vieron en sus limitaciones y problemas la oportunidad para sacar provecho y ofrecer promesas de solución que el tiempo se las llevó, cayendo todo en saco roto.

Sin ahondar en el asunto y siendo precisos, son dos centros de salud sobre los cuales se vertieron ofrecimientos y aquellos que fueron realidad, al final solo se convirtieron en remedios caseros para maquillar la situación que enfrentan.

El año pasado, por ejemplo, la iniciativa de hacer una pollada pro fondos del nosocomio Goyeneche acaparó primeras planas y reacciones contrarias entre la ciudadanía, en especial desnudó la crisis que sufre.

Asimismo, el último fin de semana circularon noticias del principal hospital de Arequipa y el sur del país, Honorio Delgado Espinoza, donde se da cuenta del traslado de pacientes en camillas por las gradas ante el colapso de sus ascensores. Imágenes que reflejan el abandono en el cual están estos centros y que no existen decisiones integrales para solucionar definitivamente problemas frecuentes.

Existen los recursos para atender estas demandas, sin embargo falta capacidad de gestión para superar de raíz tales deficiencias y no como se estila hoy en día, colocando parches o vendajes para el momento, distrayendo dineros públicos que acaban en bolsillos de personajes interesados en que los problemas persistan, viviendo de emergencia en emergencia hospitalaria. Ojalá el problema se supere y existan hospitales de primera en todo sentido, sueño que se espera durante años.