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Por ser relevante a CADE 2016, transcribo editadas un par de respuestas a preguntas que me hizo Diario Uno (28/11/2016).

Para que se haga una verdadera reforma de nuestro sistema educativo es fundamental tener como norte la innovación, basada en la convicción de que la suma de las energías creativas docentes y de las comunidades educativas de cada uno de los 100,000 colegios y escuelas del Perú es largamente superior a la que se encuentra concentrada en una oficina del Minedu, en un ocasional grupo de funcionarios que definen las políticas educativas para todos los colegios. Asimismo, girar desde el rol controlista que asume que cualquier norma facilitadora de la innovación será mal utilizada por los transgresores, hacia el rol facilitador de la innovación basado en la confianza en que los que hacen las cosas bien tienen mucho que aportarle al conjunto de la sociedad peruana, usualmente a costo cero para el Minedu que puede aprender de ellas. El país está dando vueltas en trompo sobre paradigmas educativos propios de los siglos XIX y XX. Hay mucha complacencia con la mediocridad, con mejorar unos puntitos en pruebas censales que no aportan casi nada al mejoramiento de la educación peruana, con ensayar fórmulas de capacitación de directores y profesores que son obsoletas y en acompañamientos docentes controlistas.

Estamos estancados, sin ambición para ser disruptivos; hay cobardía para innovar y colocarnos en el mapa mundial de la innovación educativa, tanto en el sector público como el privado, por falta de voluntad innovadora de los sucesivos gobiernos y el Congreso.

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