Luis Mesones, el chiclayano que se desarrolló profesionalmente en Trujillo, llegó a ser viceministro de MYPE e Industria del Ministerio de la Producción (Produce) sin un cartel extraordinario, más que haber sido gerente de una empresa de electrodomésticos, decano del colegio de ingenieros en La Libertad y regidor aprista en la municipalidad trujillana. Pero, cuando la suerte le acompañaba en su mejor cargo decidió presentar una carta de renuncia. ¿Por qué?

Justamente, la carta de despedida de Mesones había coincidido con la desgracia de la trujillana Sada Goray, exesposa y madre de su hijo, quien había sido beneficiada con las movidas en el directorio del fondo Mivivienda. Nada menos que Pedro Arroyo, Roger Gaviria y Gonzalo Arrieta habían votado a favor de Marka Group. ¿Esto asustó al exviceministro? Tal vez. Los dos primeros, también afincados en Trujillo, eran sus grandes amigos.

En Produce solo se conocía que el viceministro había puesto su cargo a disposición por un tema personal. Quería renunciar a los 28 mil soles de sueldo como viceministro, pero también fungía de miembro del directorio en el Instituto Tecnológico de la Producción (ITP) y Sedapal. A esto se suma que en los pasillos del despacho ministerial se ufanaba de su conexión con el Congreso, específicamente con un parlamentario de Acción Popular, compañero de promoción de la Universidad Nacional de Trujillo.

Para cuando ocurrió el golpe de Pedro Castillo, Mesones aún permanecía como viceministro de la Producción. Esto le cayó como anillo al dedo porque por fin pudo dejar el puesto público y volver a Trujillo. Siempre dijo que no tenía una buena relación con la exesposa, como también afirmaba que no guardaba ninguna conexión empresarial. Ahora es evidente que los asuntos de su carta de renuncia no eran temas personales, sino con la justicia. Su palabra es clave, aunque haya preferido esconderse del país.