No es la primera vez que mencionamos a la hoy clásica “La Guerra de los Rose”, película de 1989, cuando pretendemos mostrar hasta que extremo y terrible final llega una relación cuando se acaba el amor. La cinta, protagonizada por Michael Douglas y Kathleen Turner, cuenta la historia de Bárbara y Oliver, una pareja que decide unir sus vidas amparados por el amor y que al acabarse este sublime sentimiento apuestan por un sano divorcio. Pero, cuando pensaban que el proceso de separación se llevaría de una forma civilizada, la posesión de una casa despertaría un odio entre ellos que los lleva a tomar decisiones polémicas y destructivas.

El final de los Rose, trágico y penoso, demuestra en la trama que nadie termina ganando esa batalla, ambos se convierten en víctimas de sus propios errores y excesos. Esta historia de la ficción, dirigida por Danny DeVito, la asociamos casi inmediatamente, al conflicto mediático que están protagonizando en estos días Yiddá Eslava y Julián Zucchi, personajes habituales de nuestra industria del entretenimiento, que cimentaron su popularidad, precisamente, compartiendo por redes y plataformas su vida como esposos y la relación sana que llevaban. Lamentablemente, sin quererlo, ¿o sí?, apostaron por llevar su historia también a la pantalla grande, condimentándola con chispazos de ficción, pero al fin como pareja real y cinematográfica, se convirtieron en líderes de opinión, influencers y empresarios.

Ese brillo de la apariencia de una pareja feliz, se terminó derrumbando hace cinco meses cuando a días del estreno de la tercera cinta de su saga, “Sí, mi amor”, anunciaron su separación que dejó mudos a todos. En su discurso, ambos dijeron que el motivo de la decisión, se debió al desgaste de la relación y que por sus hijos seguirían siendo amigos, eso sí, negaron cualquier otra causa de la ruptura. Pero, la última semana todo ese andamiaje se vino abajo por la aparición de un ampay de Zucchi, que generó declaraciones de Eslava que acusó al padre de sus hijos de infiel y sobre todo, como el malo de la historia.

El argentino también salió a defenderse, a hablar más de la cuenta, a decir una cosa y luego otra, hoy finalmente ambos se encuentran en una guerra para delicia de los medios y plataformas, pero todo va en contra de ellos. Ya aquí no hay ficción que un guionista pueda cambiar, aquí hay una expareja real y sobre todo hijos que merecen vivir sanamente. La prudencia y el sentido común, deberían ser tomados en cuenta. Recuérdenlo.