El primer recuerdo que tengo de las castañas son las tortas que traía papá a casa cada cumpleaños. Eran de Herbert Baruch, con mucha crema chantillí (la de verdad) y abundantes láminas de castañas tostadas en todo el contorno de la torta. Apenas abrían la caja, siempre me robaba una o dos láminas con cremita. Era el máximo placer.

Las castañas son uno de los cinco sabores que más me remontan a mi niñez. Hace poco tiempo, gracias a la invitación del Serfor, tuve la gran oportunidad de conocer de cerca la zona de extracción de este fruto en el Perú. Este maravilloso lugar se encuentra en Madre de Dios, donde los árboles de castaña, de aspecto casi prehistórico, pueden llegar a una edad de 700 a 1000 años. Destacan por su enorme altura, que llega casi a los 50 metros y hasta 3 metros diámetro. Cada árbol puede dar 300 cocos y cada coco contiene hasta 18 castañas, tal y como las conocemos. ¡Son los gigantes del Amazonas!

SABORES DE ENSUEÑO. Probar una castaña recién cosechada es darte cuenta que quizá nunca hemos degustado este fruto en su mejor momento. Contiene un aceite delicioso, que rápidamente puede llegar a deteriorarse si no es consumido en un tiempo prudencial.

Luego de esta experiencia, te das cuenta que los usos de la castaña pueden ser infinitos y que es uno de los alimentos menos aprovechados.Algo que la hace aún más especial es que tiene una sola época del año en la que se puede recolectar (diciembre a marzo), luego hay que esperar 8 meses más. Por otro lado, es muy triste ver cómo las castañas son comercializadas en Lima, sin ningún cuidado en la preservación de los delicados sabores que contienen. Es por ello que mucha gente piensa que tiene un sabor fuerte y muchas veces rancio.

El PARAÍSO. En Madre de Dios, hay dos extraordinarias iniciativas familiares por la puesta en valor del producto: la primera, la Castaña Amazon Park. Manejado y liderado por los Zamalloa Condori, hijos de castañeros, y la Asociación de Recolectores Orgánicos de la Nuez Amazónica del Perú Ronap. Este lugar es sencillamente un paraíso donde se puede conocer, en una mañana, todo el proceso desde la recolección hasta el consumo.

El segundo, El Turril de los Gosalvez, esun restaurante en el centro de Puerto Maldonado que ha apostado por la revalorización del producto. Ellos hacen un picante cremoso de ají de castañas, carnes cocidas con castañas y postres. También ofrecen la increíble harina de castaña, así como granos tostados, todo esto en envases ecológicos. Si van, pregunten por María Jesús Gosalvez.

Nos queda claro que hay mucho por hacer a favor de la recuperación de este milenario producto peruano, y que también merece una fiesta en la época de inicio de recolección “La fiesta de la castaña amazónica”.

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