En menos de un mes, el número de muertos en el país por accidentes de tránsito ha alcanzado cifras alarmantes y absurdas. En Cajamarca, un bus cayó a un abismo, dejando 25 muertos. En la ruta de Puno a Cusco, otro bus se despistó y fallecieron 11 personas. En la Carretera Central, una colisión de cinco vehículos produjo un incendio en el que murió una señora. En la vía Los Libertadores, un bus cayó desde 50 metros, ocasionando el deceso de al menos 13 pasajeros. En la variante de Pasamayo, una colisión múltiple dejó dos muertos. En Pasco, otro accidente dejó 11 fallecidos, y en la ruta Pativilca-Huaraz, murieron 9 personas.

Las autoridades suelen responder rápidamente, culpando a los choferes y señalando “falla humana”. Sin embargo, la realidad es que las condiciones de las carreteras nacionales, departamentales y las vías de penetración son deplorables. Las pésimas condiciones de las pistas también son responsables de estos accidentes. El año pasado murieron 3,980 personas en accidentes de tránsito y se proyecta que en 2024 esta cifra superará los 4,000.

Además, es crucial implementar un control riguroso del transporte de pasajeros y asegurar que los conductores cumplan con las normas legales. La labor de la Superintendencia de Transporte Terrestre de Personas Carga y Mercancías (Sutran) es fundamental en este aspecto. La fiscalización en las carreteras debe ser efectiva para evitar que se incrementen los accidentes. Sutran debe ejercer su tarea de controlar los excesos y vicios de las empresas de transportes con firmeza y responsabilidad.