Es una pérdida de tiempo que el Congreso esté más pendiente en cuestionar al Jurado Nacional de Elecciones (JNE) por aceptar la inscripción del partido ANTAURO, en vez de poner en debate la propuesta legislativa, aprobada por la Comisión de Constitución el año pasado, de incluir nuevos delitos graves para impedir la postulación de personas con sentencia condenatoria, como el homicidio calificado.

En marzo del año pasado, de la mano del fallecido Hernando Guerra García, la comisión decidió ponerle el candado a postulaciones peligrosas. La iniciativa tenía nombre propio: cerrarle el paso a Antauro Humala, condenado por secuestro, homicidio y rebelión por el ataque a la comisaría de Andahuaylas.

La pregunta es por qué en el Legislativo no se ponen de acuerdo y amplían las restricciones de postulación. Es un tema político en un fuero en el que varios de sus miembros y dirigentes partidarios están procesados por crimen organizado. Hay un grupo al que no le cuadra la propuesta: las bancadas de Cambio Democrático, Perú Bicentenario, Perú Libre y Bloque Magisterial. El tema pasó a la congeladora.

En una democracia tan endeble como la nuestra es un riesgo absoluto no ponerle candados al Estado. El etnocacerista participa en política desde que estuvo en prisión, ha cosechado adeptos que ven factible un gobierno radical, y si el Parlamento no logra a tiempo cerrarle el paso será muy complicado zafarnos de su candidatura.

El partido ANTAURO está inscrito y revertir esta situación llevará tiempo, según los especialistas. Aquí el problema pasa por un interés político, el de la izquierda. ¿Qué está calculando? ¿El arrastre que podría tener la postulación de Humala? ¿Colgarse de su candidatura? Son dudas razonables para no cerrar la puerta.