Nadie está obligado a quedarse en un lugar donde no es feliz, pero la congresista Digna Calle está abusando de la confianza. Lo mismo ocurre con sus colegas que cambian y crean bancadas a granel. ¿Por qué no se plantea de nuevo la renuncia al puesto? Sería una salida digna -para algunos indignos- el aceptar que no están hechos para servir al país.

Salvando las diferencias, cuando Javier Valle Riestra se sintió harto de cómo se manejaba el Parlamento, luchó en los tribunales para que le acepten una salida honrosa. No lo logró. El cargo de legislador es, equivocadamente, irrenunciable por cinco años, obligado por la Constitución de otras épocas. Son los mequetrefes con estabilidad laboral.

En esta legislatura veo a parlamentarios balbuceando tonterías. Por ejemplo, renuncian a Perú Libre porque la bancada hizo pacto con la derecha (lo hacen siempre); mientras otros arman grupos de cinco para agarrar una comisión y darles empleo a sus ayayeros. Se olvidan que están en el puesto por el partido, no por sus caras.

La comisión de Constitución debería debatir la renuncia parlamentaria y la sanción para los tránsfugas. Le haría un gran favor al país dejar al Congreso sin Digna Calle; así como evitar que haya un transfuguismo tan descarado de parte de los Medina, Burgos, Bellido y un largo etcétera, que solo buscan vivir del Legislativo. Esto podría empeorar con el paso del tiempo.

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