Nicolás Maduro, el dictador de Venezuela, acaba de dar otro golpe a la democracia de su país. No bastándole usurpar el pode en el Ejecutivo, acaba de llevar adelante con el apoyo de diputados disidentes -que más bien yo llamo traidores de la democracia llanera-, todo un planeamiento para capturar la Asamblea Nacional y al cierre de esta columna, lo está consiguiendo con la fuerza de las armas.

En efecto, la elección sin quorum, a puerta cerrada sin la presencia de la inmensa mayoría de los diputados realmente democráticos, ha decidido al caballazo la designación de Luis Parra como nuevo presidente de la Asamblea Nacional que en el Perú sería el Congreso de la República. Ha sido una completa y violenta imposición que solo las dictaduras como la que decide los destinos de los 28 millones de venezolanos pudo haber sido capaz de llevar adelante.

Juan Guaidó decantado reelecto presidente de la AN y por tanto, presidente interino de su país, descaradamente fue impedido de ingresar en la sede del poder legislativo de Venezuela. La designación de Luis Parra es totalmente inconstitucional, ilegal e ilegítima y por eso carece de iure y de facto de todas las prerrogativas que el alto cargo supone. Era previsible de que Maduro frustrara el nuevo ungimiento de Guaidó y para ello no le ha importado ni siquiera lo que piense la comunidad internacional. Guaidó se ha mostrado desafiante al poder de la dictadura -quiso cruzar las rejas de acceso a la AN- y eso lo enaltece porque los líderes tienen que denotar valentía permanente.

Maduro, eso sí, ha cuidado de que no le pase nada a Guaidó porque de lo contrario, las reacciones internas e internacionales hubieran sido de tal magnitud que pudieran haberle producido una consecuencia adversa. Frente al fraude del vil totalitarismo chavista, la condena internacional no se hizo esperar, y en América Latina, encabezada por los países del Grupo de Lima, este censurable hecho, que constituye una nueva circunstancia de política internacional al inicio del año, ha mostrado un buen reflejo de nuestra diplomacia.

Como era de esperarse, Washington ha reaccionado calificando la elección de Parra como una completa farsa y ha reiterado que solo reconoce a Guaidó como presidente interino de Venezuela.