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Sin lugar a dudas, las cosas no caminan bien en el entorno del presidente Pedro Pablo Kuczynski, pues resulta lamentable que nadie haya sido capaz de evitar su tremenda metida de pata del viernes último, en que salió a decir que no iba a dejarse pisar por la mayoría del Congreso, cuando los peruanos todavía asistíamos complacidos a la aproximación del Mandatario con el fujimorismo con la intermediación del cardenal Juan Luis Cipriani. Con eso, el Presidente ha hecho suficientes méritos para bajarse esta aproximación, que iba a concretarse en el Acuerdo Nacional, que había caído bien en la mayoría de peruanos, a excepción de la izquierdista Verónika Mendoza, quien ha quedado descolocada dentro del propio Frente Amplio al oponerse al diálogo e insistir en broncas y odios con el fujimorismo que, aunque no le guste, tiene el control del Congreso por la voluntad popular.

Recordemos que una de las fortalezas de PPK que sin duda pesó para su triunfo en las últimas elecciones fue su larga experiencia en el sector público. Son más de 40 años los que ha pasado en ese ámbito, a lo largo de diferentes gobiernos. Eso sin duda da kilometraje, da solvencia. Por eso, extrañan estas reacciones del gobernante, que más parecen propias de un novato sin trayectoria y sin la posibilidad de pensar en los alcances de sus expresiones antes de lanzarlas.

Quizá habría que preguntar en Palacio de Gobierno quiénes son las personas que “calientan la oreja” al Presidente como para hacerle decir lo que dijo a menos de cinco días del inicio del diálogo que supuestamente fue cordial y que ayudaría a que la administración del propio Kuczynski sea viable y tenga los resultados que todos los peruanos esperamos. ¿O lo que se busca es torpedear y bloquear todo acercamiento para luego culpar del fracaso a los rivales?

Por más que el sábado último los “traductores” de PPK hayan tratado de hacer lo suyo ante los medios, lo cierto es que la metida de pata del viernes ha sido de aquellas. En cualquier parte del mundo, la frase sería motivo suficiente para que el rival político que ha tendido una rama de olivo se tire para atrás. Un poco más de tino de parte del presidente Kuczynski, como buen hombre curtido que es, no le vendría nada mal a él y sobre todo al Perú.

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