El Congreso quiere nombrar a profesores para congraciarse con un bolsón electoral que antes le perteneció a Pedro Castillo. Son los mismos docentes que por falta de preparación no han logrado ser parte de la carrera magisterial, y ahora una decisión parlamentaria quiere premiarlos tumbándose la meritocracia.

Se entiende que el Parlamento sea un enjambre de personas con una mayoría que presume su ignorancia. Y claro que no hay mucho mérito en los congresistas, muchos de ellos apenas con primaria completa y la Constitución de su lado, que solo pide 25 años de edad física y no mental. ¡Una lástima!

Si hay algo que reconocerle al segundo gobierno de García es que debilitó el sindicato de docentes promoviendo la carrera magisterial, donde se premia a los profesores que se capacitan cada año para brindarles una mejor enseñanza a nuestros niños. Con ello lograron aumentos salariales significativos.

En el Legislativo no están pensando en la educación sino en los votos. No es razonable nombrar a profesores con tan solo tres años de contrato. Por ejemplo, en otros sectores miles de trabajadores no cuentan ni con una oportunidad de nombramiento como la carrera magisterial y nadie los mira. ¿A qué están jugando?

El Ejecutivo ha dicho que observará el proyecto de ley y pide una reflexión a los congresistas, una petición que tal vez sirva para inflamar las ganas destructivas de alejarse de la ciudadanía que reclama una mayor responsabilidad con la educación del país. Los congresistas deben acabar con este sabotaje.