Osmán Morote: “"No podrán desaparecernos”"
Osmán Morote: “"No podrán desaparecernos”"

Las imágenes que ilustran este reportaje corresponden al operativo realizado por la Policía Nacional contra los miembros del Movimiento por Amnistía y Derechos Fundamentales ().

Y es que en la llamada operación “Perseo”, el pasado 9 de abril, los agentes de la Dirección Contra el Terrorismo (Dircote) realizaron un allanamiento en la celda de quien fue el segundo al mando de Sendero Luminoso, Osmán Morote Barrionuevo, en el penal Piedras Gordas.

En las imágenes -a las que accedió Correo- se observa al cabecilla terrorista en actitud confiada, sin pensar que los agentes policiales iban a buscar hasta el más mínimo espacio de su celda para encontrar documentos comprometedores que, según fuentes policiales, fueron escritos por el propio Morote.

BURDA DEFENSA. En la requisa, Morote también fue obligado a rendir su manifestación. Allí explicó que siempre estuvo en prisión sometido al control de las autoridades y que nunca se le han encontrado documentos senderistas.

“Jamás han encontrado una evidencia en el sentido de que promuevo o hago alguna actividad para una situación de ruptura del orden interno”, afirmó Morote.

Incluso aprovechó el momento para quejarse de los problemas que tiene bajo su situación, como el no poder recibir la visita de sus familiares.

Luego, cuando el interrogatorio policial continuó, Morote intentó hacerse el desentendido y afirmó que “comprendan mi extrañeza, entiendo que a usted le dan una orden y la cumple”, dirigiéndose al efectivo que lo interrogaba.

Después, al ver que los policías hallaron documentos, trató de justificarse.

“Quiero ver qué es lo prohibido. Un ciudadano, por más que esté en prisión, ¿ya no puede escribir? Son agendas que yo uso diariamente”, explicó.

Luego amenazó a los agentes y les dijo que “lo ocurrido hoy (el allanamiento) lo voy a plantear en la Sala (ante el juez) y voy a demandar que me devuelvan el material (...) Nada de lo que tengo guarda una relación directa con lo que usted está percibiendo (Sendero Luminoso)”.

GRAN SORPRESA. Sin embargo, el subversivo no pensó que iban a encontrar documentos clandestinos pegados en un encarte de promoción de un producto.

En el primer documento se lee: “Algunos puntos y consideraciones sobre la Dirección”, es decir, sobre los máximos dirigentes senderistas.

“Se nos dijo que aún era necesario que 1 y 2 ( y Elena Yparraguirre) continuaran actuando en ese nivel por algún tiempo más no especificado”, agrega.

En la misma línea, explica que “por ello 2 y 1 prosiguieron y aportaron”.

En la continuación del documento, titulado “Desarrollo del trabajo y ofensiva de la línea”, Morote señala que el trabajo del ejército (de Sendero) viene avanzando y que la reacción, el Gobierno, apunta a desaparecerlos.

Advierte además que las ofensivas de la “reacción” contra ellos (Sendero) no alcanzaron sus objetivos , pero que obviamente montarán nuevas “olas” (operativos).

Luego explica, sorprendentemente, que a pesar de todo, lo principal es que “no podrán desaparecernos ni negar la realidad histórica de la guerra popular ni será posible borrar el pensamiento Gonzalo”.

También se plantea evaluar la situación actual del partido y cómo desarrollarse en adelante.

LA CELDA POR DENTRO. De los objetos que se encontraron en su celda, se evidencia que aún no ha perdido sus convicciones y el respeto que siente por sus “compañeros”.

Por ejemplo, se observa una fotografía de la época en que el Comité Central de Sendero Luminoso firma el “Acuerdo de Paz” con el Estado el 3 de diciembre de 1993.

Lo curioso es que en la foto no coloca la figura de Vladimiro Montesinos, quien también estuvo presente en esa mesa.

También se observan fotos y cuadros de sus familiares más cercanos.

En la celda había además un pequeño escritorio con una lámpara y un estante con libros de corte marxista, leninista y maoísta, que evidencian que continúa estudiando sus manuales dogmáticos.

En otro de los papeles encontrados se observa uno aparentemente escrito por Morote titulado “Crítica al artículo de Rodrigo Montoya Rojas sobre el pensamiento Gonzalo”.

Allí analiza una columna de opinión y menciona que el antropólogo se equivoca al afirmar que Abimael Guzmán no conocía ni estudió la realidad nacional y menos el idioma quechua.

“ ¿Hay que conocer la realidad solo conociendo tu idioma?”, se preguntó.

Además, explica que ellos vivieron, trabajaron y lucharon por resolver el problema principal del país, justificando de esa manera su desquiciada lucha armada.