Una ciudad en peligro. Al estilo de las mafias ligadas al narcotráfico, que actúan con singular sangre fría al momento de zanjar sus diferencias, cinco personas, entre ellas cuatro mujeres, fueron atacadas ayer a balazos por sicarios en la Cooperativa La Unión, en San Martín de Porres. Tras la balacera, cinco cuerpos quedaron regados en la calle. Cuatro murieron y una persona quedó herida.
Las víctimas, que recibieron varios disparos en el cuerpo y la cabeza, fueron identificadas como Catalina Gayoso Vega (55), su hija Bianca Gianina Pighi Gayoso (27) y María Julia Martínez Díaz (27). Christian Manuel Corrales Aguirre (34), quien iba con ellas en una camioneta por la avenida Universitaria, también fue asesinado a tiros.
La única sobreviviente del atentado fue la ancashina Luz Patricia Sosa Urcia. Ella se recupera de una herida de bala en el hospital Sabogal.
ACRIBILLADOS. Los sicarios, que iban en dos vehículos con lunas polarizadas, seguían de cerca a Corrales y a sus acompañantes hasta la cuadra 9 de la avenida Universitaria.
El conductor se detuvo ahí porque no tenía cómo acceder a la calle California, debido a una tranquera que los vecinos dejan abierta hasta las 10 p.m. por motivos de seguridad.
Cuando Corrales y las tres mujeres fueron asesinados eran entre la 1 y 2 de la madrugada. A esa hora, la mayoría de vecinos de la Cooperativa La Unión dormía.
Sin embargo, algunos abrieron los ojos al escuchar los disparos. “Pensé que eran cuetones”, contó una aterrorizada mujer.
Catalina Gayoso y su hija Gianina Pighi fueron ultimadas en el jirón Eusebio Gálvez, a solo metros de donde cayó muerto Corrales.
Con ellas, que según testigos intentaron escapar para salvar sus vidas, fue también herida de muerte María Martínez.
Por la mañana, la sangre que dejaron las víctimas en diferentes puntos de la acera tuvo que ser removida a baldazos por los asustados vecinos.
A SANGRE FRÍA. Según la Policía, Corrales fue asesinado de siete tiros, varios de los cuales impactaron en su cabeza. Catalina Gayoso, una ama de casa que vivía hasta hace unos años en el Callao con Gianina Pighi, su hija hoy también muerta, recibió seis disparos.
“Le han disparado tres veces en la cabeza y otras tres veces en la espalda. No han tenido piedad”, dijo una vecina que escuchó la versión de boca de un detective.
Marina Martínez, en cambio, cayó de cara sobre la vereda por la fuerza de un balazo que dio en su espalda, contó un testigo. Ella murió al poco rato en el hospital Cayetano Heredia.
Este feroz cuádruple crimen, que se suma a la ola de asesinatos que se registran en los distritos de Lima norte, deja una serie de incógnitas para la Policía Nacional, que intenta atar cada uno de los cabos para determinar el posible móvil.
De hecho, por la forma en que fueron ejecutados Corrales y las tres mujeres, el pensamiento inicial de los investigadores de la Policía es que se trata de un ajuste de cuentas. Una posible nueva trama de droga, venganza y guerra entre bandas dedicadas al narcotráfico.
Profesora
María Julia Martínez, una de las mujeres asesinadas por los sicarios, era profesora del curso de español en el Colegio San Agustín, de San Isidro.