Desde siglos atrás, la homosexualidad era un tabú, aunque en la actualidad aún se pueden ver secuelas de esto, la literatura para ese entonces se volvió un modo de manifestar la inclinación sexual de muchos escritores, muchos de estos, terminaron siendo representantes de distintos movimientos literarios, destacando en el arte gay. Muchos escritores, vivían bajo la presión de la sociedad y del impedimento de mostrar su verdadera personalidad. Además, corrían el riesgo de pasar por castigos o sacrificios que eran establecidos como un modo de orden social. Entre estos escritores encontramos a destacados personajes que hoy en día ocupan un lugar importante en el mundo literario, tales como Oscar Wilde hasta Federico García Lorca entre otros.
Federico García Lorca
La vida amorosa de uno los autores españoles más importantes del siglo XX continúa ligada a más de una conjetura, entre ellas, la figura de Salvador Dalí como el amor platónico al que el escritor granadino nunca pudo sucumbir. La lírica homoerótica de Diván del tamarit o Sonetos del amor oscuro (publicado tras la muerte del autor) son algunos de los ejemplos de la hipersensibilidad del poeta de la generación de 27, cuyo fusilamiento el 18 de agosto de 1936 en las inmediaciones de la localidad de Viznar se debió a su ideología socialista, su posible condición de masón y su carácter homosexual, tal y como confirmaba un informe redactado en Granada en 1965 y dado a conocer en 2015.
Reinaldo Arenas
Personaje adaptado también al cine bajo la piel de Javier Bardem, Arenas se convirtió en el hijo díscolo de esa Cuba colorida, intelectual y libertina sobre la que la dictadura de Castro no tardó en cernirse, motivo por el que el escritor cubano abandonó su país para instalarse en Nueva York, donde se suicidó en 1990 tras tres años de lucha contra el sida. Para la posteridad quedan obras como Celestino antes del alba, cuyo eje principal es su madre, a modo de musa de esa Cuba campesina donde la sensibilidad en un niño se escurría entre los agujeros de la tierra.
Truman Capote
Articulista de la revista Playboy, arlequín de la alta sociedad estadounidense de los años 60 y autor de obras tan míticas como Desayuno con diamantes o A sangre fría, el solitario Capote fue un escritor abiertamente homosexual en cuyo historial amoroso no faltaron historias amarillas como su atracción por uno de los asesinos de A sangre fría, su mayor obra y piedra angular de la literatura de no-ficción. El escritor fue interpretado en la gran pantalla por Philip Seymour Hoffman, actor con el que compartió el mismo y trágico final a causa de una sobredosis.
Oscar Wilde
Influenciado por la exuberancia y feminidad de la literatura griega, el escritor de "El retrato de Dorian Gray" se convirtió en motivo de escándalo de la Inglaterra victoriana tras ser acusado de sodomita, faceta descubierta por el padre de su amante, el marqués lord Alfred Douglas, y razón por la que Wilde pasó dos años de trabajos forzados. Una época que aprovechó para escribir la carta De profundis, destinada a John Sholto Douglas, padre del aristócrata amante. Una clara influencia para otros autores de la época como el mencionado García Lorca y, también, de futuros intelectuales japoneses como.
Yukio Mishima
El autor de "Confesiones de una máscara", novela en la que el joven protagonista influenciado por su abuela descubría unas tendencias homosexuales reprimidas hasta entonces, fue uno de los grandes incomprendidos de su tiempo al lidiar con una sociedad en la que nunca se sintió aceptado. Amante del mar, del concepto de la muerte o el sexo como vía de escape para el ser humano, Mishima solo mantenía relaciones con otros hombres cuando viajaba, siendo en Japón repudiado por un comunismo que nunca le vio con buenos ojos y por el que se sentiría condicionado a casarse con la joven Yoko Sugiyama, si bien el autor afirmó en más de una ocasión su negativa a que las mujeres de su vida leyeran su obra.
Marcel Proust
El escritor francés era tan sensible que estuvo a punto de no nacer, convirtiéndose con el tiempo en un intelectual cuya hipersensibilidad, según muchos, era tal que ni su propio cuerpo podía soportarla. Su affair con el compositor de ópera venezolano Reynaldo Hahn a partir de 1894 se convertiría en clara fuente de inspiración para algunos de los pasajes de su obra cumbre, En busca del tiempo perdido, la primera novela que hablaba abiertamente de una homosexualidad reprimida por la sociedad de la época. Como muchos sabréis, Proust no llegó a terminar la obra a causa de la bronquitis que acabó con su vida en 1922.
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