El maestro Antonio Gálvez Ronceros nos recibe en su casa para conversar sobre literatura. Aunque sería mejor decir que nosotros lo escuchamos hablar de la creación literaria, como si estuviéramos en una de sus clases en San Marcos.

Con algunas intervenciones, y más prestando atención a lo que dice el autor de "Monólogo desde las tinieblas" y "Los ermitaños", su primer libro de cuentos que acaba de reeditar con el Fondo Editorial de la Escuela de Edición de Lima, le cedemos la palabra a uno de los cuentistas vivos más importantes de la literatura peruana.

¿Cómo ha sido su relectura de "Los ermitaños?

Los cuentos de mi primer libro los tengo siempre presentes. Los escribí cuando estudiaba Educación en La Cantuta. Volver a estos cuentos, que escribí cuando era estudiante, me hace recordar el cuidado que ponía en la elaboración de los párrafos, del lenguaje que pudiera ajustarse a las acciones que construían la historia, que surge tras un hecho motivador en la realidad.

¿Qué vivencias le inspiraron a escribir "Joche"?

Algunas secuencias de ese cuento están basadas en experiencias personales. Es el cuento que más me demoró escribir. Aunque parezca extraño, calculo que lo tuve terminado más o menos después de cuatro años de meditar sobre la historia que iba construyendo. Bastante tiempo, pero es así. Y yo diría que es el cuento más ambicioso de ese primer libro. Y además el tono es totalmente opuesto al de los otros cuentos, que son historias de divertimento. "Joche" es una historia realmente triste. Y tenía que ser así porque el tema es la muerte, una cosa muy seria.

¿Cómo fue la escritura de estos cuentos?

Cuando comencé a escribir los cuentos de este libro, empecé a leer. No lo hice en secundaria, sino cuando llegué acá a estudiar. Porque ahí me surgió la inquietud, a partir de la forma en que nos enseñaban el curso de Castellano. Yo solía recurrir, para resolver el problema de redacción, a la narración. Me gustaba contar. Generalmente contaba experiencias que mis amigos o yo habíamos vivido en mi pueblo. El nacimiento de esa afición por la narrativa me viene, en primer lugar, por la lectura.

Usted ha dictado el Taller de Narración en San Marcos por más de 20 años. Hay un debate sobre si se puede enseñar a escribir...

Cada escritor, sin necesidad de participar en un taller de narración, a través de su lectura, hace su propio taller, porque tiene un tremendo interés por escribir de la mejor manera posible las historias que va inventando. Y necesita los instrumentos de la tradición narrativa: el cúmulo de procedimientos técnicos que los grandes escritores han aportado. Al echar mano a esto, siempre existe la posibilidad de darle una impronta personal. La mejor manera, según mi punto de vista, es enseñarles a desentrañar lo mejor en estructura, técnica narrativa y lenguaje que exhiben los relatos literarios. Enseñarles que ellos, personalmente, hagan su propio taller.

¿Cómo va su segunda novela?

Le estoy dando algunos toques. Tengo cierta cantidad de páginas y espero tenerla lista para julio del año entrante. El nombre es "Marleny era el prostíbulo". La mayor parte de la historia la cuenta un personaje que utiliza un lenguaje que es una mezcla del lenguaje de la gente de la ciudad y del campo, y que yo llamo el lenguaje de extramuros: de la gente que está en las afueras y que se desplaza entre la ciudad y el campo. Estoy trabajando ese lenguaje, que es muy gracioso.

¿Qué ha sido la literatura para usted?

La literatura ha sido y es una cosa formidable. Lo que yo cultivo es la narrativa de ficción, de imaginación. Entonces, hay inmensas posibilidades de crear, como dicen los que siguen a Genette, mundos posibles. Y esa es una forma, para mí, estupenda de ir pasando la vida. La lectura es una cosa formidable. Lo que uno hace es un granito de arena. Pero los montones de arena son el conjunto de lo que otros han hecho. Todo es formidable en la narrativa de imaginación.

Perfil

Antonio Gálvez Ronceros, escritor peruano

Nació en Chincha en 1932. Es uno de los escritores peruanos más importantes de la Generación del 50. Es autor de “Monólogo desde las tinieblas”, “La casa apartada”, “Perro con poeta en la taberna”, entre otros libros.