Una de las escritoras más fundamentales de la literatura peruana comenta sobre su obra, Lima y la reedición de “Una muchacha bajo su paraguas”
Una de las escritoras más fundamentales de la literatura peruana comenta sobre su obra, Lima y la reedición de “Una muchacha bajo su paraguas”

A propósito de la reedición de “Una muchacha bajo su paraguas” (Intermezzo Tropical, 2021), entrevistamos a la poeta peruana Carmen Ollé sobre su vivencia en París, retratada en dicho libro, su obra literaria, los 40 años del poemario “Noches de adrenalina” y de su relación con Lima.

¿De qué manera te cambió ese tiempo que viviste en París?

Fueron un par de años en los que al principio me sentí en una ciudad de postal bellísima, luego te acostumbras y la rutina te marca. La mía era cuidar a la niña, limpiar casas, salir a las reuniones, a casas de amigos. Supe lo que es mantenerse independientemente haciendo trabajos duros y no académicos. Lo mejor fue conocer a muchas mujeres jóvenes de otras latitudes, obreras, artistas, bailarinas, multioficios, que me alegraron la dura vida en una ciudad ajena.

¿El libro se puede leer como un largo poema en prosa?

No me parece, porque hay un hilo narrativo, aunque no lineal, es cierto, pero que cuenta hechos, los poemas en prosa no se manejan así; no tienen la naturaleza del cuento que es sobre todo argumental, sino carácter lírico, como “Las iluminaciones de Rimbaud”, por ejemplo, tan enigmáticas.

Si bien cuentas que en Francia les brindaban apoyo, la xenofobia era algo recurrente. ¿Esa sensación también fue una especie de soledad?

Más que soledad hablaría de fastidio, molestia, porque felizmente teníamos muchos amigos y aliados, y en general facilidades para sobrevivir a pesar de ser inmigrantes con visas de turista vencidas. El fastidio iba por el lado de algunos franceses malencarados, pero no todos eran así; incluso un conserje policía nos prestó una estufa cuando se nos averió la nuestra. “Todo por la niña”, decía. Los niños son muy apreciados en Francia. Bueno, en ese entonces.

¿Ha cambiado tu relación con Lima?

Sí, muchísimo, empezando porque cuando era estudiante sanmarquina el centro de Lima era nuestro verdadero campus universitario, bello, con balcones, callecitas, cinemas de barrio donde pasaban excelentes películas; cafés que no tenían nada que envidiar a los cafés de París. Avenidas comerciales como la Colmena llenas de librerías. Los vendedores de libros eran muy gentiles, podías revisar los catálogos y pedir lo que quisieras. La música, es importante, ha variado el gusto promedio del habitante en Lima, se ha vuelto más caribeño y la gente más fiestera, todo es más ligth en el sentido de ir tras la diversión por un lado y, por el otro, el afán de acumular cosas o de perseguir el éxito fácil. La delincuencia es más avezada que antes; el tráfico en Lima, horrendo; viajar dentro del país es costoso y lleno de peligros.

Muchos celebran los chismes, el raje, la burla hacia personas diferentes, el racismo y el insulto se han incrementado en las redes sociales; sin embargo no son capaces de entender ni la ironía. Carecen de algo esencial: sentido del humor. En resumen, preferiría un pueblito para vivir.

“Noches de adrenalina” cumple 40 años de su publicación. Dicen que el tiempo es el mejor juez literario. ¿Qué puedes decir de tu poemario en este momento?

Yo no creo en la trascendencia, siempre veo programas sobre el universo, el origen de la vida. Solo con esta pandemia ya tenemos la respuesta de lo que significa nuestro paso por el planeta, al que destruimos sistemáticamente. Los virus no son organismos vivos, pero ellos y las bacterias nos sobrevivirán.

¿Se puede venir una reedición?

Ha tenido ya más de seis reediciones, en algunas he aumentado un poema, en otras he cambiado la diagramación. Pero siempre tengo que leerlo en los recitales. No me puedo negar.

También son cuatro décadas del inicio de tu trayectoria literaria. ¿Compartes la idea de que el Perú suele ser mezquino con sus poetas, escritores?

Nos dan algo en las instituciones culturales estatales y privadas, como contratos para ser jurado en concursos, seminarios, talleres, son fuentes de trabajo que ayudan mucho; claro que podría ser mejor, pero una se las arregla, ya que no somos parásitos, trabajamos mucho en mil oficios.

Tus últimos textos han sido narrativos. ¿Volverás a publicar poesía?

Es difícil, creo que la lírica puede ser un género maravilloso pero en las voces más jóvenes.

Carmen Ollé

Escritora peruana. Nació en Lima en 1947. Estudió Literatura en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Publicó “Noches de adrenalina”, “Todo orgullo humea la noche”, “¿Por qué hacen tanto ruido?”, “Halo de Luna”,  entre otros libros.

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