Charlie Becerra (Lima, 1989). Vive en Trujillo, entre nosotros. Estudió Comunicaciones en la Pontificia Universidad Católica del Perú y trabajó como redactor creativo en agencias publicitarias en Lima y Trujillo. Él acaba de presentar en la Feria Internacional del Libro de Lima su nueva novela “Aullar las sombras” (2024), basada en hechos reales del el narcotráfico en Perú. Se anuncia como una gran novela. El personaje Humberto Vargas narra las vicisitudes y travesías de su vida, pues creció dentro del tráfico de cocaína en la selva peruana. En las páginas de esta novela también aparecen los conocidos Pablo Escobar y El Vaticano, quienes formaron parte de esa historia donde la vida de lujos y peligros, como ahora, son más adictivos. Comparto nuestra entrevista.
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¿Cómo nació “Aullar las Sombras”?
Nació cuando fui contactado por el mismo Humberto Vargas y su abogado para preguntarme si estaría interesado en contar su historia. Desde luego, era el tipo de historia que quise escribir desde que inicié mi carrera: una novela sobre el narcotráfico en el Perú del 60 en adelante. Demasiado bueno para decir que no. Esta es la novela que soñé escribir desde que empecé mi carrera, y tuve la fortuna de que llegara hasta mí en boca de su propio protagonista. Hoy entiendo que todo lo que hice antes no ha sido otra cosa que un entrenamiento para acometer la aventura de escribir “Aullar las sombras”.
Entre los personajes Pablo Escobar, Miguel Ángel Félix Gallardo, El Vaticano, Montesinos, Mosca Loca, Tijero, Lunarejo, Evaristo Porras, entre otros, ¿quiénes son los principales y por qué?
El principal es Humberto Vargas, el Lobo, y hay un grupo de secundarios de importancia. Son muchos. En especial, familiares cercanos y socios de Humberto.
En “Aullar las Sombras”, ¿qué hay de novela negra y qué hay de policial?
Diría que hay más de novela negra que de novela policial, pues se desarrolla en un mundo violento y hasta cierto punto marginal. Existe un enigma que le da un sesgo policial: el lector se pregunta si Humberto será capaz de salir de la prisión estadounidense en la que se encuentra para volver al Perú, pero no configura la columna vertebral del libro.
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Los escenarios han sido en Perú (Iquitos y Lima) y también en Estados Unidos (Miami, 1988), Colombia (Leticia, 1983), México (Guadalajara, 1986), entre otras ciudades. ¿Es la ruta o a qué se debe?
Es el paisaje sobre el que se terminó de construir la cadena de tráfico de drogas, una muy similar a la que existe hoy en día. Digamos que ese tránsito fue el origen de la gran estructura del narcotráfico a nivel global.
Creo que el personaje Humberto Vargas Pizango es clave desde que inicia la novela, es ponderable su valentía en el argumento.
Me parece que ese es un juicio que corresponde a cada lector. Además, las personas no somos valientes todo el tiempo, tampoco somos siempre cobardes. Creo que un personaje que se presenta como “bueno” o “malo” no termina de ser verosímil.
“Aullar las Sombras” se desarrolla a un ritmo trepidante, en cada capítulo las técnicas narrativas se van intercalando con las vidas personales. ¿Hasta qué punto el personaje es más importante que la acción?
Creo que ambas cosas son importantes. El vínculo del lector con el personaje es lo que hace la acción interesante. Si es que hay un desapego, la fórmula no funciona.
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¿Qué diferencias encuentras entre las novelas negras escritas en Perú con las del extranjero?
Que aquí todavía son muy pocas. Lo primero que se debería ser estructurar la tradición para luego compararla con la de otros países.
¿Reconoces a algunos escritores del género que han influenciado más?
Para esta novela, no. El escritor al que leí mientras escribía “Aullar las sombras” fue el colombiano Juan Gabriel Vásquez, cuyas últimas novelas tienen un corte biográfico.
¿A qué atribuyes el crecimiento y audiencia mayor de la novela negra?
Como dice un escritor de género cuyo nombre no recuerdo ahora: “Una buena novela negra cuenta un país”. Me parece que una de las maneras más acertadas para contar lo que ha ocurrido en Sudamérica es la novela negra.
Gran parte de tu narrativa se desarrolla en la problemática social-delincuencial-narcótrafico y dentro de ciudades. ¿Es casual o se debe a una estrategia narrativa?
Escribo las historias que me convocan. Las novelas se me imponen, a pesar de mi “cálculo editorial”. Ahora, lo más probable es que se venga una especie de segunda parte de “Aullar las sombras”, pues uno de los personajes del libro me ha invitado a Brasil a que cuente más de lo que ocurrió allá en temas de narcotráfico. Estamos en conversaciones para ver si realizo la visita.
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¿Es un ex narcotraficante?
Sí.
¿No tienes algún temor de seguir esa nueva pista?
Como dice la frase: El que tenga miedo de morir que no nazca. Mi confianza está puesta en Dios y Él nunca falla. Además, para ser buen escritor hay que ser valiente. Los cobardes no son escritores, son escribientes.
Después del thriller de “Aullar las Sombras” y la presentación en la Feria Internacional del Libro de Lima, ¿cuándo llega a provincias?
La novela acaba de salir de imprenta. Espero que pronto llegue a las librerías de todo el Perú. Tendremos presentaciones en varias ciudades. Lo anunciaremos muy pronto.
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