Familias como los Ibarra, que presumen ser parte de una élite, viven su propio mundo y también lo sufren, son comunes en América Latina. En esa minoría del lujo, el privilegio, la apariencia y la soledad, se inspiró Felipe Restrepo Pombo para escribir “Ceremonia” (Editorial Planeta), su más reciente novela. ”Lo que yo quería en este libro era hablar de las élites y que los lectores puedan entender esos códigos que hay con ellos. Quise contar la historia de sus miembros, desde el patriarca que construye el imperio económico, que luego las tres generaciones van a aprovechar. Es un caso muy común de las familias que crecieron y se hicieron ricas sobre cierta clase social menos afortunada”, dice Restrepo.
Y aquellas familias no solo heredan riquezas, también culpas... Sí, eso pasa en la novela, efectivamente hay una cantidad de culpas que se van heredando de generación en generación, y que tienen que ver con ese inicio del que estamos hablando, ese inicio tan violento de cierta forma con el que empieza la dinastía de la familia Ibarra. Esas son cosas que pasan en todos nuestros países y que creo que los lectores peruanos lo pueden entender perfectamente.
¿Los Ibarra representan en “Ceremonia” a todas esas familias similares de las que inspiraste? Desde muy joven tuve la oportunidad del acceso a ciertas élites, de conocerlas, de observarlas en Colombia y en otros países. Creo que hacerse escritor es afinar la mirada, saber mirar qué es lo que hay. Por formación profesional, como periodista, siempre estoy mirando lo que me interesa
¿El periodismo cuánto te ha ayudado para emprender un camino en la literatura? Pues todo, yo empecé desde muy joven siendo periodista en muchas redacciones, he tenido una larga y muy afortunada carrera en el mundo de los medios. El oficio de estar siempre mirando, de estar siempre escribiendo me lo dio el periodismo, me dio esa formación y esa idea de contar el mundo,
.Esa idea de contar el mundo incluye manejar lo real y la ficción.
Hoy entiendo perfectamente la diferencia que hay entre la ficción y la no ficción, pero para mí son dos caminos paralelos que se van encontrando. Me interesa ese encuentro y ese juego que puede haber con una novela realista que tiene obviamente esta novela, tiene muchísima investigación detrás, o sea yo muchos hechos los verifico, hago el trabajo de periodista sabiendo que estoy escribiendo ficción, que es otra cosa. No soy de esos hombres que se pueden sentar frente a una hoja en blanco, e inventar un mundo y escribir, yo tengo que investigar, tengo que pensar, tengo que recrear, tengo que hablar con gente, y esa es la forma en la que trabajo mis novelas.
¿Todos los periodistas que tienen un cierto oficio pueden intentar con la literatura?
Me imagino que cada quien va encontrando su camino, para mí era clave encontrar el camino de la ficción porque, a pesar de que trabajé siempre como periodista desde joven, también estudié Letras, empezaba a leer y leer y yo sabía que ese era mi camino. Siento que el periodismo es una muy buena escuela para la escritura, quienes hemos tenido la disciplina del periodismo, pues podemos hacer más fácil nuestro trabajo de escritores.
Hay escritores que opinan que se debe dejar el periodismo para emprender un camino en la literatura. A mí me parece que eso no tiene ninguna razón, creo que se pueden hacer los dos oficios, que se complementan, se nutren, se encuentran; ni siquiera pienso en la diferencia entre los dos, para mí son lo mismo. Yo me identifico como un narrador de historias y escritor de ficción y no ficción, y de hecho me parece que el periodismo es un gran complemento para la literatura. No creo en esa afirmación de que hay que dejar el periodismo para dedicarse a la ficción, quizás hay que dedicarle muchísimo tiempo a la escritura y eso quita tiempo al periodismo que es más demandante, lo vería más por ese lado.
En tiempos de inmediatez, redes y plataformas virtuales, muchos dicen que se está perdiendo calidad en los contenidos periodísticos .
Siento que definitivamente el periodismo está viviendo un momento complejo, no porque el periodismo sea malo sino porque la industria periodística ha decaído en una especie de facilismo. Pienso que en vez de aprovechar las herramientas para hacer cosas más interesantes y más retadoras, en lo que se ha concentrado es en buscar eliminar la profundidad que se le puede dar al trabajo periodístico, y quedarse en esa superficie, superficie que es todo el tiempo información, información, pero información sin ningún pensamiento.