Hachiko: ​La verdadera historia del perro que esperaba
Hachiko: ​La verdadera historia del perro que esperaba

Hace poco se ha escuchado en las noticias sobre diferentes perros que aguardan en la puerta de un hospital o en una vereda esperando por su dueño.

Algunos le llaman fidelidad, otros costumbre, pero pocos se detienen a mirar en el pasado, y es ahí donde se encuentra similitud con una historia de hace 91 años. Esta historia conmovió tanto en su tiempo, a tal forma que fue llevada al cine (Siempre a tu lado, Hachiko) y también lo adaptaron al libro (Hachico, el perro que esperaba).

Hachiko: El perro que esperaba

En 1924, el profesor Hidesaburo Ueno compró al perro para regalárselo como mascota a su hija, Hachiko de cachorro hizo un largo viaje de dos días en tren, desde el campo hasta Tokyo, que casi le cuesta la vida. Por suerte, una vez en Tokio, se recuperó pronto con los cuidados del seños Ueno.

La rutina de Ueno era ir a la universidad de Tokio desde la localidad Odate. Ahí dictaba clases. Todas las mañanas Hachiko le acompañaba hasta la estación del tren. Por las tardes recibía a su dueño.

Pero el 21 de mayo de 1925 Ueno murió producto de un derrame cerebral mientras trabajaba y nunca más volvió. Su mascota mantuvo la costumbre durante nueve años, hasta que Hachiko amaneció sin vida frente a la estación del tren.

En las fotografías de la época, su mirada se ve cansa de tanto esperar, como si conservara la esperanza que su amo regrese. Los vecinos de la zona , contaron que el perro no se movía de lugar, y dormía en la vereda. En 1935, Hachiko falleció.

Fue tanta la admiración conmoción que causó Hachiko, que los japoneses reconocieron su valorosa fidelidad y lo honraron como a un humano cuando falleció.

Luego de esto, levantaron en honor a su amor y espera, una estatua con la imagen de Hachiko, ubicada a la salida de la estación del tren de Shibuya, lugar donde pasó el resto de su vida y donde espero casi 10 años por su amo.

Actualmente la historia de este Atika, se le conoce como "Chuken hachiko", en español sería, "el fiel hachiko".