Javier Zapata: “Las historias se transforman, pero no desaparecen”
Javier Zapata: “Las historias se transforman, pero no desaparecen”

Las historias contadas por la gente adulta de la familia o del barrio, cuando se iba la luz y los espacios solo eran iluminados por velas o la luna, sobre aparecidos, duendes, mukis, jarjachas, entre otros seres fantasmales del Perú, son reunidas en el libro Nuevos Relatos Mágicos 3 (Malabares, 2018), que fue presentado el último domingo en la 23a Feria Internacional del Libro de Lima.

Javier Zapata Innocenzi, compilador de los testimonios y director de la editorial Malabares, conversó con Correo sobre cómo estas historias, a pesar de la realidad dominada por la tecnología y las luces de la ciudad, no desaparecen del imaginario del país.

¿Cómo fue el proceso de selección de esta entrega de Nuevos Relatos Mágicos? 

Este es el sexto volumen de Relatos Mágicos del Perú. Estamos haciendo, todos los años, una convocatoria en nuestras redes sociales, y nos envían historias de todo el Perú. Este año hubo como un rebrote y hemos recibido más historias. Por eso este volumen está más amplio que los anteriores. Nuestra selección es bastante básica y solicitamos una declaración jurada de veracidad, porque no son cuentos sino testimonios. El trabajo es como el de un detective, porque a veces la gente no lee las bases y envía cuentos. A veces detectamos textos demasiado maravillosos, fantasiosos. Y cuando tenemos dudas, llamamos. Entonces hacemos preguntas y ahí podemos descartar cuando no es una historia real.

¿Qué de particular tiene este libro? 

Tenemos muchas historias de 2017, 2016 y 2015. Es la recopilación más actualizada que existe de tradición oral en el Perú, que ahora es escrita. Es lo que nos contamos entre vecinos o del abuelo al nieto: lo que la gente se cuenta cuando está oscuro y de noche. Hay una cosa bonita: el caso de una casa en Benavides, en Miraflores, de la cual nos han enviado historias que entraron en por lo menos cuatro libros. Nos envió una persona, luego su hermana y también un vecino. A mí me daba mucho gusto que exista una ilación entre los libros. Porque yo no había pensado en eso, pero se ha dado la casualidad de que se siguen contando historias sobre una misma casa. Además de lo tradicional en el Perú, que son los mukis, pishtacos, jarjachas, el tunche, el chullachaqui, acá también aparecen historias más urbanas. Hay historias de apariciones de un ser querido que ha fallecido y que viene a recoger sus pasos. O el abuelo que viene a despedirse de sus nietos.

En este mundo mediatizado, donde las luces siempre están encendidas, ¿cuán vigente están estas tradiciones en nuestro día a día? 

Yo pensaba que cuando llegara la luz eléctrica y las carreteras a más ciudades, esas tradiciones iban a descender o desaparecer, y no es así. Hay muchas tradiciones urbanas. Está la del diablo en la discoteca, por ejemplo. Una tradición que era de pueblos: llegaba un joven apuesto y se quería llevar a las chicas adolescentes. Pero ahora completamente ubicada dentro de una ciudad y en un lugar lleno de gente y luces. El joven apuesto se está llevando a una chica hasta que ella ve que él tiene patas de cabra. Se desmaya por el impacto y el hombre sale corriendo. Las historias tal vez se transforman, pero no desaparecen.

¿Cómo nació tu gusto por este tipo de historias? 

A mí me gustaba lo que me contaban. Yo era el típico chico que decía: “Por favor, ya no me cuentes más”, pero luego preguntaba: “¿Qué sigue?”.

Desde que iniciaste el proyecto en el 2012 hasta ahora, ¿qué te han dejado las publicaciones de estos libros? 

Una gratitud y satisfacción inmensas por varias razones. Una porque aquí la idea era que escribiera el peruano de a pie, el que normalmente no publica en ningún otro lugar. Y muchos de los autores, colaboradores de estos libros, con los cuales nos comunicamos, ya han publicado libros. Varios han hecho publicaciones en poesía y cuento. Ha sido un empujón para que se animen a publicar de verdad. Y la otra es la de muchas personas que me han contado que sus hijos, que no les gustaba leer, escogen estos libros y empiezan a hacerlo y se motivan para continuar la lectura. Si les piden hacer un trabajo del colegio, que puede ser una escenificación, un video o algún ensayo, eligen los relatos como temas. Es la satisfacción porque creo que lo mejor que puede ocurrir es que el libro trascienda e inspire a otras personas a crear.

El Perú sigue siendo un país de tradiciones orales, a pesar de los cambios tecnológicos y sociales que suceden en la actualidad... 

Hay que mantenerlas. Hay un pensamiento mágico, que es bonito y da ilusión, y que nos da para soñar. Y también hay pensamiento científico que debemos cultivar. Y esto debe tenerse en cuenta: que son tradicionales orales y están dentro de la literatura. Pero debemos dejar en claro que estos libros no buscan ser prueba científica de la existencia de fantasmas u otros seres.