Detrás de la imagen que se presenta en una lámina de colegio, donde se ve una ilustración de Túpac Amaru antes de ser ejecutado, existe una historia que no es tan fácil de leer.
Detalles como el sufrimiento, dolor o violencia que también han sido impresos en fábulas infantiles o cuentos tradicionales peruanos que, a veces, fue mejor no tocar. Entre aquellos matices se sumerge José Carlos Agüero para presentar Cuentos heridos, su última publicación.
Después de la publicación de hechos reales en Los rendidos, ¿por qué diste el salto a las fábulas?
No hay un gran cambio entre el testimonio y las fábulas. Las historias de Cuentos heridos las estuve escribiendo de manera simultánea. Siento que hubo una retroalimentación entre todas ellas.
¿Y con respecto a la parte de las ilustraciones?
Estas fábulas las estaba trabajando durante años, siempre las imaginé acompañadas de imágenes. Escogí fotos, pero eran duras y horrendas, agresivas, brutales. No transmitían lo que yo quería. Tienen que ver con la violencia ocurridas en situaciones armadas y cómo sufren los cuerpos. Pasaron años y pensé que podían formar parte de un proyecto más sutil e interesante, como un golpe a la inocencia, jugar con ilustraciones para niños.
En Cuentos heridos no se habla del dolor, pero sí lo sentimos, no lo podemos ocultar...
Estas fábulas están vinculadas al daño que pueden sufrir las vidas. Cómo se truncan, naturalizan o se vuelven parte de lo cotidiano, cómo la violencia nos va habitando. El mundo ahí representado hace del horror no una excepción, sino una naturaleza. Cuando empiezan las fábulas, hay un texto que no es una fábula que da pie a todo lo demás. Es asumir con responsabilidad que los cuerpos destruidos son parte de nuestro paisaje.
¿A qué se debe esta profundización de cuentos infantiles?
Creo que es volver a echarlos a rodar. No creo que estén muertos, sino que cada familia tiene su forma de contarlos, su propia tradición, mitos, efemérides, pero también su leyenda. La infantilización del mundo, contra lo que yo estoy, es el problema. No porque lo infantil sea malo, sino porque creo que es una limitación cuando los adultos infantilizan el mundo. No tienen culpas y escapan de sus responsabilidades.
¿Qué sucede cuando estas fábulas pierden su hilo narrativo y son manipuladas?
Creo que el universo del cuento y de la fábula es un gran escapismo o evasión. Puedes negar que los mecanismos de justicia generan impunidad diaria, que las organizaciones subversivas y revolucionarias fueron criminales; puedes inventarte un montón de mitos para justificar tus acciones, pero parte de eso va porque la construcción idealizada de la realidad es muy cruel.
Como en el relato “Héroes de la Patria”, cuando solo vemos una parte de lo sucedido.
Creo que es una manera que tenemos de construir la realidad. Que sea plausible, no solo confortable, porque suele ser brutal. Para que sea aceptable, construimos ciertos formatos que sí aceptamos y nos dan calma. Toda la historia acaba siendo una epopeya, un jueguito de soldados, discursos que nos dicen desde pequeños para que podamos esgrimir desde algún lugar cierta idea de épica. Los soldados serán héroes, las guerras escribirán historias y todo una leyenda. Son construcciones muy machistas, nacionalistas y menos complejas que los procesos que suceden en la realidad. Si intentas alejarte de ese discurso, no encuentras héroes de la patria o cantares de gesta, sino muchachos que fueron llevados a la fuerza para pelear. Los más humildes, los últimos de la cadena.
Haciendo un paralelo entre un libro más testimonial como Los rendidos y este que presenta más simbolismos de historias reales, ¿cómo crees que puedes generar mayor conciencia sobre hechos que marcaron nuestra historia?
Creo que no hay una diferencia tan grande porque lo que aparentemente puede ser un realismo, como la redacción de un testimonio o la traslación de una entrevista, es una manera simbólica de relacionarte con la gente. Yo no puedo decir con certeza que el recuerdo no haya sido manipulable, consciente o inconscientemente. Nuestra memoria es una construcción de muchas cosas. En cuanto a personas que trabajamos temas relacionados a un enfoque ético, lo que importa es el significado. Puedo haberme equivocado en alguna de las anécdotas del libro (Los rendidos), quizá mi hermano recuerde mejor algunos hechos, pero lo que importa es el sentido que se busca dar. Inocencia, culpabilidad, violencia; es un esfuerzo de simbolización.
CIFRAS
3 poemarios ha publicado el escritor peruano desde 2010.
42 años tiene el hijo de Manuel Agüero y Silvia Solórzano.
39 soles es el precio del libro que está disponible en todas las librerías.
PERFIL
José Carlos Agüero
Escritor
Historiador, activista de derechos humanos e investigador en temas de memoria. Sus padres militaron en Sendero Luminoso. Publicó Los rendidos. Sobre el don de perdonar (2015).