Mariana Enríquez: “Me inquietan los cementerios ocultos”
Mariana Enríquez: “Me inquietan los cementerios ocultos”

La escritora argentina Mariana Enríquez escribe de la belleza, las miradas sobre la muerte y la vida, los mitos y los muertos famosos, las ausencias y el ocultamiento de tumbas, entre otras luces y sombras de cementerios de todo el mundo como el Staglieno (Italia), el Montparnasse (Francia) y el Presbítero Maestro (Lima), en su libro Alguien camina sobre tu tumba (Pesopluma, 2018).

¿Cómo nació la idea de buscar historias o contemplar la belleza, en sus diversas formas, en los cementerios?

No fue tanto una idea como un pasatiempo: desde muy joven me gusta recorrer cementerios, observar las diferencias, disfrutar de cierta actitud desafiante al visitarlos. Con el tiempo, fui armando esos recorridos en crónicas de viaje porque, siempre que voy a un lugar nuevo para mí, desde un pueblo hasta una gran ciudad, averiguo dónde está el cementerio como si se tratara de un museo.

¿Qué has encontrado en tus visitas a cementerios?

Lo que encuentro, en general, es la ausencia. Son muy pocos los cementerios que encontré, o encuentro, concurridos, excepto, por ejemplo, el cementerio-parque de Savannah, en Estados Unidos, que tiene un uso público. Son muy grandes, poca gente los recorre fuera de los días festivos o los domingos, cuando visitan a deudos; aunque creo que incluso esto está cayendo en desuso. No lo juzgo, me parece un signo de los tiempos. En viajes posteriores y visitas a cementerios que no están en el libro encontré sitios más concurridos, donde se “vive” más, como el cementerio de La Paz, en Bolivia, pero resultan espacios muy solitarios, lo que contribuye a su belleza y su extrañeza.

¿Cuál cementerio te ha inquietado más en cuanto a la concepción de la muerte? 

Ninguno me inquieta en particular. Los que me inquietan son los cementerios “ocultos” y la frecuencia y similitud de este ocultamiento. El libro ocurre en particular en dos islas, algo que no es casual. En la isla Martín García, que queda en el río de la Plata, entre Argentina y Uruguay, hay un cementerio no marcado y que no se puede visitar, de indígenas; la isla se usó como colonia penal, o campo de concentración, de indígenas a fines del siglo XIX. Algo parecido pasa en Rottnest Island, en Australia; es una isla turística, usada por familias y, especialmente, por adolescentes en viaje de fin de curso, y hace algunos años se descubrió el lugar del cementerio aborigen en el que están enterrados los hombres y mujeres que fueron prisioneros en esa isla. La gente solía acampar sobre la tierra donde se encuentran sus restos, que ahora es un sitio vedado al paso. Me inquietan todos esos excluidos que ni siquiera tienen derecho a una tumba, porque finalmente una tumba es un nombre, un intento de trascendencia. En otro sentido, tengo amigos a quienes perturban los monumentos funerarios muy lujosos o demasiado vanidosos: debo reconocer que me encantan. Posiblemente, el más fastuoso que yo haya recorrido sea Staglieno, en Génova.

¿Fue iniciativa tuya juntar estos textos? 

Fue iniciativa mía, pero encontré la unidad cuando fui al entierro de los restos de la madre de Marta Dillon, una compañera de trabajo y activista, en Moreno. Su madre estuvo desaparecida desde la última dictadura argentina y hace pocos años sus restos fueron encontrados e identificados. Apareció en una fosa NN. Toda esa ceremonia fue alegre, claro que la gente lloraba, pero absolutamente reparadora y masiva. Esa crónica le dio un sentido más al libro: comprendí que la obsesión por querer saber “dónde está la gente” y los epitafios, por las tumbas con nombre, tienen que ver con mi historia, con haber crecido en un país donde el terrorismo de Estado usó la sustracción permanente de los cuerpos (los desaparecidos) y me ayudó a entender el tema de los cementerios como otra forma de dar cuenta de nuestras historias colectivas.

¿Para esta edición releíste los textos?

Nunca releo los textos. Para mí, le pertenecen a su época y a la persona que yo era cuando los escribí, que es distinta a quien soy ahora, y debo respetarla. Me encanta que esta edición sea en una editorial independiente: este libro viene saliendo en editoriales independientes de América Latina y la verdad es que ese gesto me tiene muy contenta.

PERFIL

Nació en Buenos Aires. Ha escrito Los peligros de fumar en la cama, Las cosas que perdimos en el fuego, entre otros libros. Sus obras han sido publicadas en 20 países.

CIFRA  

15 relatos tiene Alguien camina sobre tu tumba, editado por primera vez en el país.