Museo Pedro de Osma abre nueva sala de arte Tiahuanaco-Inca
Museo Pedro de Osma abre nueva sala de arte Tiahuanaco-Inca

Uno de los mitos del origen de los incas, recogido por el cronista Inca Garcilaso de la Vega, cuenta que Mama Ocllo y Manco Cápac salieron de las aguas del Lago Titicaca con la misión de fundar un imperio. El dios Inti les había encomendado construir una ciudad en aquel lugar donde se hundiera la vara sagrada que llevaban. Después de caminar hacia el norte, sucedió lo esperado y Cusco se convirtió en el centro del Imperio inca. 

Y es que la relación de nuestros ancestros con las culturas que antes existieron en el Altiplano, como Tiahuanaco, o incluso Pucará, se hace evidente en historias como estas, y por supuesto, en las tradiciones y el arte. Por eso, el  acaba de inaugurar una nueva sala llamada “Arte del Sur Andino: Tiahuanaco-Inca-Virreinato. El recinto ya alberga una importante colección de arte virreinal y no ha escogido abrir este espacio por mero azar. “No es una impostación, sino que hemos buscado los antecedentes de nuestros cuadros coloniales que son de origen cusqueño. En este caso son los incas, y ellos a su vez tienen un precedente muy cercano, que son los Tiahuanaco. Esto significa que hay una gran región del sur andino donde existen infinidad de relaciones políticas, religiosas, entre otras, que subsisten hasta el día de hoy”, manifestó Pedro Pablo Alayza, director del museo. 

El kero. Este objeto es un claro ejemplo de la continuidad cultural. Este vaso ceremonial, de origen Tiahuanaco, se siguió utilizando durante el periodo virreinal. Incluso, ahora, su rastro lo podemos encontrar en los vasos de vidrio arequipeños llamados caporales, usados para tomar chicha. También se exhiben tupus, conopas, illas y armas incaicas, como las cabezas de porra y hachas. 

El choque de dos mundos. Al contrario de lo que podemos pensar, las culturas no se superponen unas a otras, sino conviven, se influencian mutuamente y, por supuesto, luchan por su supervivencia. La presencia inca estuvo vigente durante el periodo virreinal y la muestra de eso está en pinturas como “La genealogía de los incas”; “El matrimonio de la ñusta” y “La procesión del Corpus Christi”.

“Las tradiciones incaicas fueron ingresando al mundo virreinal de manera directa o indirecta; y del mismo modo pasó con Tiahuanaco. Lo que tratamos de hacer acá es ver una serie de actividades que suceden a lo largo de 1500 años y que forman parte de la idiosincrasia nacional, de la forma de ser de los peruanos. Siempre se dice que el mundo colonial arruinó el pasado incaico. Al menos, en la primera etapa, había una relación muy estrecha entre la aristocracia incaica y los españoles. No es imaginable el gobierno de este territorio sin una alianza local”, agregó Alayza.

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