En 1961, en el bar Palermo, Oswaldo Reynoso presentó "Los inocentes", el libro que lo ubicó en el epicentro de la crítica literaria.
En 1961, en el bar Palermo, Oswaldo Reynoso presentó "Los inocentes", el libro que lo ubicó en el epicentro de la crítica literaria.

Es conocida la historia de lo que generó “Los inocentes”, de Oswaldo Reynoso, cuando apareció en 1961, hace 60 años: el repudio de críticos, el alentador comentario de José María Arguedas y la premonición del poeta Martín Adán.

Las reacciones más airadas se enfocaban en el tema: la collera (barrio, mancha, batería, llámenlo como quieran) de unos adolescentes de Barrios Altos, con sus jergas, placeres ocultos, violencias. No entendían cómo se podía llevar este mundo a la literatura.

Las obras “polémicas” por su temática suelen envejecer deprisa. El mundo cambia. Lo novedoso en un par de años es obsoleto; lo rebelde, algo conservador.

Pero “Los inocentes” no se apolilla. Tiene el alma de la juventud, la poesía de lo cotidiano, la esencia de lo conmovedor y lo terrible. Esto se consigue con lenguaje, un estilo que capta los colores del mundo.

Portada de la primera edición de Los Inocentes, que apareció en La Rama Florida en 1961.
Portada de la primera edición de Los Inocentes, que apareció en La Rama Florida en 1961.

La prosa de Reynoso mantiene la cadencia de la calle. Aunque el habla y la música cambian, queda el tono, las palpitaciones de los muchachos que hallan una hermandad en medio de las ruinas.

El libro no es un elogio ciego a esta realidad, sino una mirada desde las grietas, con sus matices, lejos de la fácil visión binaria de la sexualidad, la sociedad y la vida.

La (re)lectura de “Los inocentes” es un viaje hermoso y complicado, pero necesario para romper la burbuja de la indiferencia y el prejuicio, y así hallar una esperanza a la altura de nuestra inocencia.

EL AUTOR

Oswaldo Reynoso

(Arequipa, 1931- Lima, 2016)

Escritor peruano. Publicó “En octubre no hay milagros”, “El goce de la piel”, “El escarabajo y el hombre”, “Luzbel”.