La novela corta, reeditada por Pesopluma, a propósito del centenario del escritor peruano, apareció por primera vez en 1958 y tiene su base en la experiencia del propio autor en la capital de Francia, donde estudió teatro gracias a una beca (Foto: Pesopluma / GEC)
La novela corta, reeditada por Pesopluma, a propósito del centenario del escritor peruano, apareció por primera vez en 1958 y tiene su base en la experiencia del propio autor en la capital de Francia, donde estudió teatro gracias a una beca (Foto: Pesopluma / GEC)

La vigencia del libro “Pobre gente de París” de Sebastián Salazar Bondy es indiscutible y se sostiene, sobre todo, en cómo están contadas las historias de latinoamericanos en París: desbordada de matices, sin solemnidad, y desde una mirada descarnada de la promesa de la vida parisina para los artistas del siglo pasado.

La novela corta, reeditada por Pesopluma, a propósito del centenario del escritor peruano, apareció por primera vez en 1958 y tiene su base en la experiencia del propio autor en la capital de Francia, donde estudió teatro gracias a una beca.

Salazar Bondy abordó su estancia en París a través de sus crónicas periodísticas, pero en la literatura lo llevó a otros lugares, donde el brillo de un aparente futuro prometedor se esconde en las nubes de invierno.

No hay estructuras narrativas unidimensionales, planas, incluso hasta en las historias que parecen un cliché dentro de las ciudades.

Si Ernest Hemingway contó la fiesta parisina desde la nostalgia y la melancolía, Salazar Bondy lo hizo con un humor crudo dentro de sus páginas: “No me importa el dinero. No soy francés”, dice el guitarrista colombiano Nemesio en “Les Créoles”.

MELODRAMA

Desde la primera página de “Pobre gente de París”, Sebastián Salazar Bondy marca el tono de su historia principal, la del peruano Juan Navas y la francesa Caroline, en clave de hastío y melodrama. Parodia las nostalgias limeñas y parisinas.

La gran virtud del escritor es la adjetivación, tan excesiva, graciosa, cachosa y contenida hasta el punto de sostener el hartazgo y el humor sin convertirse en un lenguaje fallido sobre un solitario que se imagina un amor puro.

“Yo había cometido la ligereza orgullosa de despedirme en el Callao, ante las lágrimas de mi madre y el estupor de mis parientes y amigos, para siempre”, cuenta el narrador como el paradigma de los intelectuales latinoamericanos que le decían adiós a todo para vivir el sueño francés.

Sin embargo, Navas está aburrido y cansado de ambular por los escenarios parisinos sin amor. Por eso, apenas encuentra una señal de una posible aventura romántica, a través de los ruidos del grifo de un lavabo vecino, se aúna a esa esperanza, con patetismo e ingenuidad.

La comedia también tiene su desolación y el narrador toma cualquier comunicación como la más hermosa del mundo para tratar de salir del vacío de su desarraigo, de la desilusión en medio de la “altiva y desdeñosa” Ciudad de la Luz.

MAL TIEMPO

Entre las pausas de la trama de Navas, Salazar Bondy inserta las travesías de otros latinoamericanos en París, con lo cual no solo mantiene la intriga de la revelación predecible sobre el trabajo de Caroline, sino que también enriquece la composición del París que habita Navas.

Es una urbe que le niega incluso su calor a los habitantes que no tienen dinero, en este caso los extranjeros, quienes están a su suerte y que buscan ganar algo como pueden, con la música, la pintura, trabajos domésticos, el dinero de familiares o reciclando botellas.

Por lo general, la pasan muy mal y sus relatos tienen puntos de conflictos morales e ideológicos, como el que se plantea en “El sacón militar”, donde un joven “antiimperialista” tiene que decidir entre usar una prenda norteamericana o perecer bajo el frío de París que “hay años en que mata más que la guerra”.

O, en “Carta a Panamá”, un testimonio de cómo dos pintores abstractos están en la miseria y la locura por la falta de dinero y apoyo en París, la ciudad de los artistas, la capital de las ideas.

“Pobre gente de París” es conmovedora y sardónica, una mirada que, después de más de sesenta años, no ha quedado desfasada por el tiempo y la realidad inmediata.

DATO

Recorrido literario

La Casa de la Literatura Peruana (Casalit) tendrá, este sábado 20 de julio, de 10:30 a. m. a 12:30 p. m., su última ruta literaria dedicada a la Lima de la obra del escritor peruano Sebastián Salazar Bondy.

El recorrido de este Mapa Literario inicia en el Hall de Ingreso de la Casalit y tiene como capacidad máxima de 20 participantes, elegidos por orden de llegada.

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