“Dónde dejar tanto ruido” siempre regresa al Perú, a lo peruano, a las realidades pasadas y actuales, tan parecidas en muchos aspectos. Evita la nostalgia para nombrar lo que se ha dejado atrás o la ausencia que todavía late (Foto: AUB / Diario Correo)
“Dónde dejar tanto ruido” siempre regresa al Perú, a lo peruano, a las realidades pasadas y actuales, tan parecidas en muchos aspectos. Evita la nostalgia para nombrar lo que se ha dejado atrás o la ausencia que todavía late (Foto: AUB / Diario Correo)

Lo primero que pienso al leer el título del último poemario de Roxana Crisólogo, “Dónde dejar tanto ruido” (Álbum del Universo Bakterial, 2023), es pensar si tiene alguna correlación con el “Por qué hacen tanto ruido” de Carmen Ollé.

Y la lectura me confirma que hay una conversación tácita, porque Crisólogo lleva la pregunta que plantea el texto de Ollé ―una exploración de las prejuicios de la época, en lo social, artístico y lo personal― a un lugar propio para colocar sus preocupaciones, que van de lo cotidiano hasta lo político, aunque esa separación sea más que redundante.

El libro tiene una mirada que se expande para abordar realidades en decadencia, ciudadanos heridos por la violencia o casi apátridas, la naturaleza derruida y la vida cotidiana que se ensombrece y reluce en cada verso.

VIDA Y PALABRA

La poeta cose las preocupaciones de su voz poética a través de una propuesta que busca, con el lenguaje, un lugar dónde mirarlas o incluso invocarlas para también ver lo que nace del fracaso de la palabra ante el golpe de la realidad.

En el poema “Si digo árboles”, por ejemplo, se quiere mostrar árboles pero no se puede porque estos han sido arrancados de raíz producto de la depredación, la contaminación u otro motivo nefasto que se sugiere. La palabra solo alcanza para hablar de la ausencia.

Hay un eco de la propuesta de “La piedra del río” de José Watanabe, donde se dice que “La piedra / era piedra / y así se bastaba. / No era madre”, para sentenciar el fracaso del poeta para hacer una metáfora sobre la madre firme, estable, que lo protege del mundo. Así como la madre está muerta en otro lado, en el texto de Crisólogo el árbol ha desaparecido.

La poeta, además, evoca elementos de la naturaleza que mueren en la hoja de papel: “no sé los nombres de las bayas que arranco / para enverdecer la página / no hay suficiente agua en el lenguaje / para que ellas sobrevivan y broten en palabras / menos ácidas”.

Menciona al árbol pero ya no hay árbol, solo un vacío lleno de furia: “digo árboles con las manos pero aún no hay árboles / nada concreto solo las sombras”. Pero igual la poeta debe escribir árbol, herida, furia.

Portada del libro "Dónde dejar tanto ruido" (Foto: AUB)
Portada del libro "Dónde dejar tanto ruido" (Foto: AUB)

Así como se registran vacíos también hay vida, incluso donde parece no tener espacio, como en lo inmaterial, que la escritora toca para hablar del amor, como en el poema “Me he enamorado del chico que conduce el tractor para remover la nieve”.

Los versos no discurren por características físicas evidentes del sujeto deseado sino que se enfoca en las acciones (“me basta que conduzca este temblor bajo mis pies”) y en elementos que no tienen nada de romántico y que suelen ser parte del paisaje, de la cotidianidad; Crisólogo le encuentra una belleza repentina: “la suave mirada del cemento / la nieve que empiezo a rellenar con mis caprichos de ramas / con mis recuerdos sin hojas”.

Esa es una de las principales virtudes que atraviesa el poemario, tan versátil para abordar realidades que parecen disímiles y que, sin embargo, se hermanan en el ojo de la poeta.

REALIDADES

“Dónde dejar tanto ruido” siempre regresa al Perú, a lo peruano, a las realidades pasadas y actuales, tan parecidas en muchos aspectos. Evita la nostalgia para nombrar lo que se ha dejado atrás o la ausencia que todavía late, como en el primer poema del libro “Qué habrá sido de ti Sonia Suzuki”.

Recordar a la amiga es volver a mirar el país y sus peligros, en especial durante los días de violencias en la década de los 80, para repasar las raíces con todo lo que implica.

Crisólogo también mira las otras caras del progreso y el éxito, un cuento de terror en países recaídos en crisis no solo económicas sino morales.

“Esta es la masa del funeral / en nombre de la libertad y de los ideales profundos / se fríen arepas en planchas sin relleno / sin aceite”, dice en un poema sobre la realidad venezolana.

No solo de belleza o lenguaje vive la poesía.

DATO

PUBLICAN EL LIBRO “MÁS ALLÁ DEL HAIKU”

El libro “Más allá del haiku. Antología de autores nikkei latinoamericanos”, una compilación de los profesores Koichi Hagimoto e Ignacio López-Calvo, ha sido publicado por el Fondo Editorial de la Asociación Peruano Japonesa.

La publicación reúne a 52 autores de ascendencia japonesa de Perú, México, Argentina, Brasil y Chile. El libro de 572 páginas está a la venta en el Centro Cultural Peruano Japonés.

Portada de "Más allá del haiku" (Foto: APJ)
Portada de "Más allá del haiku" (Foto: APJ)

EN LA MIRA

“Ciertos chicos” de Alberto Fuguet

El regreso del escritor chileno Alberto Fuguet a la novela, con una historia sobre el amor en medio de una época convulsionada, la década de los ochenta de la dictadura y la represión. Editado por Tusquets, el libro tiene 446 páginas.

Portada de "Ciertos chicos" (Foto: Tusquets)
Portada de "Ciertos chicos" (Foto: Tusquets)

“Contra toda autoridad, excepto…” de Jorge Malpartida T.

El debut literario del periodista Jorge Malpartida es un libro de cuentos, ambientados en Perú y Bolivia, con “punks, otakus, reporteros y cazadores de ovnis que buscan su identidad y sobreviven al desconcierto de inicios del siglo XXI”. Editado por Aletheya.

Portada de "Contra toda autoridad, excepto..." (Foto: Aletheya)
Portada de "Contra toda autoridad, excepto..." (Foto: Aletheya)

“Casi rocanrol” de Paul Alonso

Pablo Alcántara es un periodista musical que se pasea por los excesos y el caso de un mundo que no cree en el aburrimiento, hasta que la adultez cae sobre sus hombros. Un libro sobre el fin de la juventud en clave de sátira. Editado por Planeta, 303 páginas.

Portada de "Casi rocanrol" (Foto: Planeta)
Portada de "Casi rocanrol" (Foto: Planeta)