Sergio Ocampo: “Esta es una novela sobre el fracaso de los adultos”
Sergio Ocampo: “Esta es una novela sobre el fracaso de los adultos”

A través de Es mejor no preguntar, Sergio Ocampo Madrid presenta la historia de un niño índigo y una niña de cristal, en donde las jerarquías se pierden, el fracaso surge como única respuesta a la falta de autoridad, todo presuntamente explicado a través del término “millennial”.

¿Qué le atraen de las épocas, de las etapas en una persona, la cual estudia? 

Me parece fascinante poder observar, de un modo crítico y profundo, los cambios que se van generando en la gente joven a través de dos décadas y media. Ese es el tiempo que yo he sido profesor universitario. He visto pasar gente muy diferente, que se comporta de acuerdo a su época. En especial, hay una generación que desde hace 15 años me llama la atención. Son los llamados millennials. Esta gente que tuvo su infancia en los años noventa, una época de grandes transformaciones y rupturas social-políticas. La novela trata de aventurar qué pasa con esos chicos que ya están empezando a llegar a las posiciones de poder.

Usted cuenta con esta generación, ¿pero difiere de la etiqueta millennial que llevan estas personas?

No comparto la mayoría de etiquetas, y menos de esas que tengan que ver con fenómenos sociales que tienen como centro a los seres humanos, y cuya gran categoría de clasificación es el año de su nacimiento. Es casi como construir un horóscopo. Sin embargo, es una realidad que la economía ha terminado aceptando para hacer sus mediciones y prospecciones. Se conversa de una generación millennial, así como de otras.

"La familia pasó de ser esa organización jerárquica, patriarcal, a ser una cooperativa”

¿Qué le producen las etiquetas sobre las personas?

La madre del personaje femenino es un reflejo de esas personas que, para llenar sus vacíos, por ejemplo intelectuales, acuden a la nueva era y la lectura de la creencia de nuevas teorías cósmicas. Está convencida de que su niña es de cristal. No termino de entender esos términos, porque si no me gustan los rótulos en generaciones, me gustan mucho menos cuando las razones son metafísicas, como el caso de los niños índigo y cristal. Me genera hasta burla.

El libro también invierte el papel de autoridad entre hijos y padres. Los protagonistas son un reflejo de ello. ¿Por qué dotar a los más jóvenes de esta característica?

Es un fenómeno que me atrae la atención. Constaté de cómo pasamos de un paradigma de niños invisibles o mudos, de hace cincuenta años y quizá hasta menos, a unos niños que toman muy grandes decisiones en sus hogares. La familia pasó a ser esa organización jerárquica, patriarcal, con un modelo autoritario vertical, a ser casi una cooperativa. Decisiones por mayoría de votos, donde el de los más pequeños parecen valer más.

¿La novela tiene como objetivo cuestionar los rótulos que le ponemos a todo? 

Es mejor no preguntar, además de ser una novela sobre gente joven, es sobre el fracaso de los adultos. La generación que se empezó a criar con unos patrones muy distintos a los tradicionales, en esos años noventa, era quienes pintaban para hacer grandes transformaciones en este mundo. Niños empoderados con nuevos derechos y visión de la infancia, pero no hubo adultos que dieran la talla y ayudaran a guiar esta generación fantástica. Una de las formas en que, en medio de las incertidumbres, los adultos tratan de servir como ejemplo, autoridad, fue buscar estas teorías de la nueva era.

Perfil

Sergio Ocampo, autor

Escritor y periodista colombiano ha publicado novelas como A Larissa no le gustan los escargots (2009), Limpiezade oficio (2013), entre otros.