Teatro: Una lucha contra el racismo
Teatro: Una lucha contra el racismo

En los años 50, Sudáfrica dividía a sus pobladores entre blancos y negros. Era el tiempo del Apartheid. Ese contexto de discriminación motivó al dramaturgo Athol Fugard a escribir la obra El amo Harold y los muchachos, historia que se acaba de estrenar en el Teatro La Plaza, de Larcomar, bajo la dirección de Adrián Saba y con los roles protagónicos de Fernando Luque (Harold), Lucho Sandoval y Alejandro Villagómez.

Saba señala que hace cuatro años encontró esta historia “entre unos libros gigantes” y no dejó de pensar en ella hasta lograr montarla en Lima.

“La historia es superfuerte, pues permite darte cuenta de que no estamos lejos de una realidad que consideramos aberrante; es tan actual. La obra no es solo sobre la discriminación racial, sino sobre cómo las relaciones más hermosas se pueden destruir por nuestros miedos y frustraciones”, afirma el también director de cine.

CUESTIÓN CULTURAL. Por su parte, Luque, quien da vida a Harold, cariñosamente llamado Hally por sus empleados negros, afirma que su personaje es un romántico sediento de justicia y libertad, pero que lleva estigmatizado el tema del racismo.

“No por culpa suya, sino por una cuestión cultural. Toda la gente a su alrededor le ha inmiscuido esta conducta y se ha vuelto parte de él. Comete el error de creer que esas ideas tienen validez e importancia y es algo que puede utilizar para hacer daño al otro”, añade Luque tras subrayar que conectó rápidamente con la obra debido a que nuestro país es un ejemplo claro de una sociedad racista -”aunque tácita y sutil”- en pleno siglo XXI.

Saba apunta que “todo el tiempo” observa situaciones de discriminación y recuerda una que vio de cerca en el Aeropuerto Internacional Jorge Chávez: “La persona que lleva las maletas algo hizo mal y el pasajero le dijo: ‘¡Negro tenías que ser!’. Yo dije: ¿En qué momento el color de la piel está vinculado con el cociente intelectual”.

El director de El soñador, cinta que entra en la cartelera nacional el 26 de enero, concluye que su montaje no tiene algún fin político, aunque “si viene con ese mensaje, en buena hora”.

TEMPORADA. La obra se presenta, de jueves a martes, en el Teatro La Plaza de Larcomar y va hasta el 28 de febrero. Entradas en Teleticket y boletería.