En su continuo diálogo desde la academia, el Doctor Tito Cáceres, nos ilustra sobre algunos puntos de manera concisa y precisa.
¿Por qué es importante la investigación literaria?
Porque ayuda a desentrañar el misterio de la creación, llegar, como dice un maestro, hasta el “momento auroral”, para luego intentar decodificar el mensaje implícito en la obra. El texto encierra contenidos, ideas que el autor extrae de la realidad o su experiencia, son el “qué” y el “por qué”, pero también es igual o más importante el “cómo”, los recursos estilísticos que convierten lo escrito en literatura. Si ayudamos al lector o destinatario de nuestro esfuerzo es para que aparte del goce del lector lo orientemos hacia su formación integral.
De acuerdo a su libro “El teatro en Arequipa”, hay una tradición en el arte de las tablas en la ciudad.
En nuestra ciudad el mestizaje cultural trajo una tradición ya formada, que encontró cultores naturales o maestros para los repertorios clásicos, adaptaciones u obras propias. Aquí se extendió hasta tener características propias. No es casual que muchos de los mejores actores nacionales sean arequipeños. La dramaturgia no ha logrado un desarrollo paralelo a la puesta en escena. El problema es la creación de un púbico y mantenerlo, a pesar de la dificultad de pasar de un teatro de aficionados a un teatro profesional. A lo cual se suma la lucha contra espectáculos como el cine, la televisión y los nuevos medio masivos de entretenimiento contraculturales.
Ha escrito sobre José María Arguedas ¿Cómo considera su obra?
Considero que su obra es la mejor y más auténtica expresión nuestra, si es necesario citar una sola obra sería “Los ríos profundos” donde realidad y evocación son una lección de cómo la literatura alcanza su plenitud, por la profundidad de su mensaje y en la belleza natural de un lenguaje donde la poesía y la mejor tradición se aúnan. En sus cuentos como “Warma kuyay” o “La agonía de Rasu Ñiti” nos da cuenta del choque cultural de dos mundos o el encantamiento de música, danza y mito. Su poesía o su diario novelado ratifican su anhelo de unir “Todas las sangres”.
¿El cine es también una forma de proyección literaria?
La “Odisea” por ejemplo, es casi un mundo de imágenes cuyas descripciones nos llevan por espacios como a través de una cámara, igual que Stendhal, Flaubert o Proust. Los cineastas que inventaron este arte empezaron con imágenes cotidianas y luego los guionistas de todas las escuelas tomaron obras literarias con adaptaciones hasta que el cine de autor convirtió la cámara en escritura, Antonioni creaba novelas con sus imágenes u otros como Fellini en “8 y medio” daba las indicaciones antes de filmar cada escena. El cine-espectáculo deforma o depreda obras literarias para llevarlas a pasados o futuros discutibles movidos por el comercialismo.
Según su experiencia como docente, ¿qué ofrece la lectura a un estudiante?
El contacto y la aprehensión del texto mismo, esta sensación única es insustituible. El libro y la lectura de éste, propician un diálogo con el autor, con el acto de su creación, con su pensamiento y la aventura estilística. Los géneros propician diferentes acercamientos y formas de lectura, pero siguen vigentes. El verdadero acto de leer debe ser “impresionista”, la re-lectura para el estudiante supone una especialización evitando todo prejuicio.