Una voz autorizada para hablar de la selección peruana. Ese es Julio César Uribe, cuyo corazón vibra por la clasificación de la bicolor a una Copa del Mundo tras 36 años, y confía en la capacidad del “Tigre” Gareca para resolver la ausencia de Paolo Guerrero en el Mundial Rusia 2018. Más allá de haberse retirado de los campos de fútbol, Uribe sigue comprometido con el desarrollo del fútbol peruano y ha emprendido un proyecto denominado “El Diamante” (Centro de Alto Rendimiento), que busca captar nuevos talentos para convertirlos en profesionales para rendir en la alta competencia.
Cada vez falta menos para el debut de la selección peruana en el Mundial Rusia 2018. ¿Cómo analiza el momento del equipo nacional?
En estos meses se han hecho bien las cosas en la Federación y existe un líder como Ricardo Gareca, que ha sabido entregarnos esa sonrisa que nos ha sido esquiva durante 36 años. Uno está feliz cuando observa a su país sonriente, esta clasificación es un bálsamo dentro de una sociedad muy complicada.
¿El liderazgo es la virtud de Gareca?
Tuvo la capacidad de liderar una generación de futbolistas de buena calidad, quienes han entendido el camino correcto para alcanzar los objetivos y alegrar a un país tras varios años. Observamos disciplina, esfuerzo, compañerismo, línea de solidaridad y, sobre todo, buenas personas.
Tras este fallo del TAS que sanciona a Paolo Guerrero con 14 meses, ¿qué tanto puede afectar su ausencia en el Mundial?
Hay que tener mucha paciencia. Paolo esperaba su total inocencia, pero la realidad indica otra cosa. En ese escenario, el cuerpo técnico ha desarrollado planteamientos con la ausencia de él (Guerrero) y ha funcionado. El plantel potencia la individualidad y Gareca sabrá resolver ese asunto.
Entonces, ¿Perú puede funcionar sin Guerrero?
Lo ha demostrado, el equipo funcionó como tal en los últimos juegos contra Croacia e Islandia. Paolo Guerrero es una parte importante de esta selección, pero como todo ser humano no es un futbolista insustituible.
Y Claudio Pizarro puede ser una alternativa, ¿no?
Yo de Claudio Pizarro trato de interpretar las curvas productivas y se puede identificar cuando es una línea productiva a los 26, 27, 30, 35 o 40 años. Ese es tema de Ricardo Gareca y cualquier decisión que tome debemos apoyarla, porque queremos que el país siga sonriendo.
Cambiando de tema, ¿cómo nace este proyecto familiar?
Analizamos deficiencias desde hace tiempo, así nació este proyecto para plasmar nuestras experiencias en las próximas generaciones; trabajamos con cinco categorías desde hace año y medio. Agradecemos al Circolo Sportivo Italiano, donde funcionamos, y buscamos que los muchachos a los 15 años de edad puedan convertirse en cracks técnicamente y, sobre todo, sean buenas personas con valores que aporten a la sociedad.
¿Qué metodología usan?
Utilizamos un método estructurado que desarrolla las habilidades del futuro futbolista. Esta va desde la cognitiva, condicional, física, psicología y otros aspectos más que envuelven al deportista para rendir a la máxima exigencia. Ahora ya no solo debe trabajarse en técnica, sino es un todo desde lo técnico hasta humano. Primero, debemos entender el juego y después tomar decisiones. Tanto yo como mi hijo (Julio Edson, quien acompaña en el proyecto) estamos convencidos que hay talento en el Perú, pero lo que no se hace es trabajar con paciencia en ellos.
¿Cuán importante es el rol familiar en el proceso de formación del juvenil?
Nosotros como profesores inculcamos ciertos valores a los chicos, pero ese crecimiento va de la mano junto con los padres de familia, porque son claves en los vínculos afectivos de los menores. Sabemos que hay muchos hogares disfuncionales con falta de cariño. Además, estamos en una sociedad, donde los padres comparten poco tiempo con sus hijos, todo es tecnología. Tratamos de hacerles entender que son parte importante en el crecimiento de sus hijos.
¿A qué edad un juvenil culmina su proceso de formación en el fútbol?
Basado en la experiencia como futbolista y con la metodología actual, a los 16 años debe estar bien formado y listo para rendir en alto nivel. A esa edad, conoces el juego, lo has dominado a través de la repetición sostenida; has cultivado valores como persona y has sido solidario en el esfuerzo. Esto es la suma en todos los aspectos.