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están oficialmente inaugurados luego de que Cecilia Tait haya sido la elegida para encender el pebetero panamericano, un privilegio que pocos han tenido a lo largo de la historia de esta competición.

Tras un recorrido de cuatro años desde Teotihuacán, México hasta Lima, en los que el fuego panamericano recorrió todo el continente, la antorcha llegó al Perú y terminó en el Estadio Nacional donde la ex voleibolista Cecilia Tait, poseedora de la medalla Pierre de Coubertin en 2003, otorgada por el Comité Olímpico Internacional a aquellos deportistas que hayan mostrado espíritu olímpico y deportividad durante la celebración de unos Juegos Olímpicos., encendió el pebetero.

La llama panamericana estuvo 20 días ininterrumpidos recorriendo cada parte del Perú. De norte a sur, de este a oeste, la llama fue motivando a los peruanos a seguir estos Juegos Panamericanos, los primeros que se realizan en este país y que prometían cambiar la historia del deporte rojiblanco.

Hasta que llegó el día de entrar a Lima, a la sede de los Juegos Panamericanos. Y lo hizo de forma espectacular, llegando en el BAP Unión, el imponente buque de la armada peruana que ingresó por el Callao y recorrió varios distritos. Por la noche, ingresó al Estadio Nacional de la mano de Edith Noeding quien fue elegida por haber ganado la medalla de oro en los Juegos Panamericanos Ciudad de México 1957.

Luego llegó a las manos de Lucha Fuentes, quien le pasó la antorcha a Cecilia Tait y esta finalmente subió a los más alto de la escenografía montada donde estaba el pebetero panamericano que al encenderse daba inicio de forma oficial a los Juegos. ¡Que empiece la fiesta!