Pasaron seis largos meses para que Paolo Guerrero vuelva a pisar una cancha de fútbol y disputar un partido de carácter profesional tras cumplir con la sanción que le impuso la FIFA por dopaje.
Pese a la alegría de haber jugado algunos minutos del partido del último domingo en la victoria del Flamengo sobre el Inter de Porto Alegre, la preocupación sigue presente en el 'Depredador', pues está a la espera del fallo del Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS).
Y es que la mencionada entidad decidirá en estos días si lo absuelven de todo cargo, le ratifican los seis meses de castigo que ya cumplió o aumentan su sanción entre uno y dos años, que le impediría disputar el Mundial de Rusia 2018 y lo invitaría prácticamente al retiro.
Pese al difícil momento, el atacante de 34 años no pierde la fe y confía en que todo saldrá a su favor. Por ello, tal como reveló en una nota con 'Fútbol en América', decidió tatuarse la palabra 'fé' (en portugués) a la altura del cuello.
"Me lo hice hace unos cuatro o cinco meses. Me lo hice en este proceso por la injusticia que estoy pasando", indicó el capitán de la selección peruana.