Que el Perú no vaya al mundial no es un problema para Miguel San Román. Igual irá. Es un viajero, un apasionado por el fútbol, como muchos en el país. Pero a diferencia del resto, él podrá coger su mochila y mandarse a mudar por tres semanas para asistir a la fiesta más grande del deporte rey. Miguel es peruano e hincha de la selección italiana, aunque lleva puesta una camiseta de Brasil. Es un loco por la pelotita. Por eso, desde ya, planifica su periplo al país de la samba: Junto a unos amigos comprará un bus, le acondicionará camas y un bar, habrá también un espacio para la rumba y contratará a un chofer para recorrer la Carretera Interoceánica y estacionarse en São Paulo, Florianópolis y Río de Janeiro, tres de las doce sedes mundialistas. Aunque nuestra selección estará ausente del torneo, ellos serán los dignos representantes de la blanquirroja en Brasil 2014.

"No entraré a ningún partido porque no conseguí entrada, pero estaré en la fiesta", advierte Miguel, músico, joven empresario, marquetero de profesión y sobrino de Eduardo San Román, la otrora voz del deporte rey.

"El mundial es la gente. Yo soy hincha de los hinchas. De quienes llegan y asisten. El mundial es una experiencia única. Todos los que llegan van formando un ambiente de confraternidad con la excusa del fútbol", cuenta, reuniendo a su grupo de amigos con quienes adquirirá el bus con el que se enrumbará a Brasil. Una locura para algunos, una pasión para otros. Un viaje, una experiencia para Miguel, quien disfrutará de su segunda Copa del Mundo. Porque también estuvo en Alemania 2006 y vivió la locura de ver cómo personas de distintas nacionalidades se reúnen alrededor de un estadio. En aquella ocasión se coronó la Italia de Andrea Pirlo y de Gianluigi Buffon. Miguel, entonces, es un experimentado viajero mundialista. Fotos: Tatiana Gamarra

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