​Río 2016: Brasil ganó oro en vóley masculino tras vener a Italia
​Río 2016: Brasil ganó oro en vóley masculino tras vener a Italia

La selección de vóley masculino de Brasil se llevó la presea dorada en , tras vencer a su similar de Italia (3-0). El elenco italiano no puso superar a los dueños de casa.

Si bien hubo momentos en que Italia parecía reaccionar y dar un contra ataque, el equipo europeo no pudo superar a conjunto brasileño.

Los resultados fueron 22-25; 26-28 y 24-26. Los brasileños ya venían de derrotar a los rusos en semifinales. En las tribunas, se encontraba el jugar Neymar, quien llegó para alentar a su país tras ganar el oro en fútbol. 

Es así como tras doce años de espera, y dos medallas de plata olímpicas entre medias, la selección brasileña volvió a saborear el dulce sabor del oro.

Brasil, que se proclamó subcampeona en los Juegos de Londres 2012 y Pekín 2008, sumó con la de este domingo su tercera presea dorada tras las conquistadas en Atenas 2004 y Barcelona 1992. Una medalla que, además, consolida al país sudamericano como una de las grandes potencias históricas de este deporte.

Además de la presión de saberse favoritos, los locales afrontaban el partido como un revancha del enfrentamiento que ambos equipos protagonizaron en la fase de grupos y que vencieron los transalpinos por 1-3 para dejar a Brasil al borde de la eliminación.

Este hecho pareció atenazar a los anfitriones durante los primeros minutos del encuentro, en los cuales el equipo de Bernardo Rezende pareció evocar esos fantasmas que le habían llevado a perder al menos un set en prácticamente todos sus encuentros del torneo.

El jugador italiano de origen cubano Osmany Juantorena dominaba desde la red a unos rivales que se veían superados por el juego de los hasta hoy medalla de bronce olímpicos.

Sin embargo, en esta ocasión, la selección brasileña logró sobreponerse a la situación y con sendos remates de Wallace y Lipe consiguió revertir la situación y poner el 12-13 a su favor en el electrónico.

En ese momento, las abarrotadas gradas del Maracanizinho, que presentaban el aspecto de una ondulante marea amarilla, parecieron venirse abajo y comenzaron a corear cada punto conseguido por Brasil.