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Se trata de una autorización que una entidad financiera le otorga a una empresa. Con este beneficio se pueden realizar pagos en efectivo hasta una cantidad máxima y en un plazo determinado.

Una línea de crédito no es un préstamo. Sirve solo para pagos puntuales en momentos de baja liquidez, cuando se espera recibir ingresos dentro de poco. Se puede utilizar para pagar nóminas, para pagar a los proveedores, reparar alguna máquina o cumplir con alguna deuda para evitar los costos de mora y penalidades.

Sin embargo, antes de acceder a una línea de crédito, hay algunas comisiones que la entidad podría requerir para aperturar la línea. Por ejemplo, comisión por estudio (analizar el estado financiero de su negocio) o comisión por apertura y por disponibilidad.

Además, el uso de la línea va a generarle un porcentaje de intereses y si quiere renovar su cuenta tiene que cuidarse de cumplir con esta obligación. Fuera de estas desventajas, en algún momento de estabilidad financiera, es importante que considere seriamente tener una línea de crédito. Un buen historial crediticio puede servirle como carta de presentación frente a clientes y proveedores. 

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