La descentralización, que da poder de decisión a los gobiernos regionales y locales, no traslada beneficios a los peruanos porque es un proceso mal hecho, que reparte dinero, pero no capacita a los funcionarios, dijo David Tuesta, ex ministro de Economía.

Se refirió así en base al estudio de Antonela Bancalari (del Instituto de Estudios Fiscales de Londres), que publicó The Economist, que encuentra un fuerte aumento de la tasa de mortalidad infantil por obras paralizadas de agua y saneamiento.

“Conscientes de experiencias pasadas, con gobiernos centrales fuertes, muchos países delegaron poderes a gobiernos locales. La proporción del gasto controlado por niveles subnacionales de gobierno casi se duplicó entre 1985 y 2015, al 25 %”, indica el semanario inglés al precisar que el documento está en revisión.


Aplausos. Agrega que el Banco Mundial y otras instituciones aplaudieron porque consideraron que los gobiernos locales responderían mejor a sus electores.

Indica que Bancalari hará que los defensores de la descentralización tendrán que detenerse, por el estudio que hizo de un plan de $3 mil millones en Perú para construir alcantarillas, entre 2005 y 2015, bajo la gestión de 1,800 municipios del país.

Bancalari descubrió, prosigue, que las malas prácticas de construcción aumentaron las muertes de niños y que la tasa de mortalidad de menores de 12 meses subió en promedio un 6% y de menores de cinco años en 3% en zonas donde se hacía el trabajo.

“La mayoría de esas muertes fueron causadas por enfermedades transmitidas por el agua de zanjas en sitios de construcción, por la pestilencia que las obras debían tratar. El riesgo de tales muertes aumenta cuando los proyectos se detienen a mitad de la construcción. Este fue el caso en el 85% de los municipios. Al final del período de estudio, el 40% de los proyectos estaban en suspenso”, indica The Economist.

Bancalari, que para su estudio accedió a información pública de Perú, refiere que encontró una gran variación en la duración de los proyectos, como aquellos que duran hasta ocho años, principalmente debido a sobrecostos.