La comida chatarra gana espacio en sectores de menores recursos, advierten especialistas.
La comida chatarra gana espacio en sectores de menores recursos, advierten especialistas.

La desnutrición crónica le resta capacidades a los niños. En el Perú, en los últimos 20 años, se ha efectuado un trabajo sostenido para disminuir la anemia y desnutrición infantil. Pero ¿cómo impactó la pandemia del COVID-19 a esta labor?

De acuerdo con cifras del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), en menores de 6 meses a 35 meses los casos de anemia pasaron de 40.1%, en el 2019, a 50.8%, en el 2020.

Por su parte, el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) -en un reporte difundido el último viernes- señala que el 12.1% de la población menor de 5 años sufrió desnutrición crónica en el 2020. Esta cifra representa una disminución de 2.3 puntos porcentuales entre el 2015 y el 2020.

La directora de la ONG Acción contra el Hambre Perú, América Arias, remarcó que durante la pandemia se redujeron los medios de vida para muchas familias, las que, en consecuencia, entraron en situación de pobreza, lo que estuvo acompañado de inseguridad alimentaria.

“Para evitar el hambre, las familias compran alimentos de peor calidad. Es sabido que más barato es la oferta de comida chatarra que un plato de verduras, proteínas y frutas frescas. Entonces, las familias han aplicado estrategias para enfrentar el hambre que implican reducir las comidas y la calidad de los alimentos”, explicó.

Añadió que en los asentamientos humanos ocurre algo similar, ya que en sus tiendas abundan las gaseosas, que pueden dar la sensación de que quitar el hambre, pero quienes las consumen no se alimentan de manera adecuada.

Otro problema es que la población de dichos sectores no suele mantener de manera adecuada los alimentos, pues muchas veces no cuentan con refrigeración y eso los obliga a comprar todos los días en el mercado.

A su turno, Delia Haustein, vocera de Perusan (Iniciativa por la Seguridad Alimentaria y Nutricional), resaltó que se debe prestar atención a otros indicadores asociados a la desnutrición y la anemia, como la evaluación del niño sano, las vacunaciones, la lactancia materna, así como el consumo de suplementos de hierro.

ACCIONES. América Arias comentó que si bien nuestro país es un ejemplo en el mundo en la lucha contra la desnutrición, la pandemia nos expuso al riesgo de perder todo lo que avanzado.

“Ahora tenemos casi 30% de personas en situación de pobreza, hay que mejorar los índices, que antes eran de 20%”, resaltó.

Añadió que en Acción contra el Hambre Perú abordaron el problema y llevan asistencia a las personas vulnerables.

Por su parte, Haustein comentó que en PERUSAN atacan la situación desde varios frentes, como el incentivar las facilidades para la agricultura familiar y fomentar una mayor pesca para el consumo humano directo.

Asimismo, recomendó crear una entidad del Estado que vigile el tema de la seguridad alimentaria.