El Ejecutivo dispuso una serie de restricciones por la segunda ola que irán hasta el 31 de enero próximo. Estas son más o menos duras dependiendo del nivel de contagios de cada región. La clasificación es moderado, alto y muy alto. Con estas disposiciones en marcha, ¿cuál es el impacto en la economía de las diferentes regiones?
El economista Jorge González Izquierdo cree que en estos casos, en lugar de estar especulando con un modelo teórico econométrico, es preferible mirar la realidad de lo que Perú ya ha vivido. Recordó que en agosto pasado, cuando empezó el primer rebrote de la pandemia que duró hasta setiembre, se dictó una cuarentena focalizada en cuatro regiones (Cusco, Moquegua, Puno y Tacna) y algunas provincias durante 15 días.
“¿Qué le pasó a las economía? Con todas esas cuarentenas focalizadas se comprometió alrededor del 15 % del PBI nacional. Esto produjo que el proceso de recuperación de la economía peruana se ralentice fuertemente”, indicó González Izquierdo.
Refirió que en julio, por ejemplo, la economía peruana había crecido un poco más de 7 %, y con las cuarentenas, en agosto creció apenas 2,4 % y en setiembre 1,4 %. De esta manera, apuntó el experto, bajó tremendamente su capacidad de recuperación y afectó al proceso de creación de empleo e ingresos de las personas.
Sin embargo, el economista hizo una salvedad, porque el país ya tiene 12 meses de experiencia con estas medidas. Hoy en día, aseguró, estamos más entrenados, entonces si hacen algo similar con cuarentenas parciales en regiones, también se va ralentizar el proceso de recuperación, pero en menor medida.
Algo diferente ocurriría si se incorpora a Lima Metropolitana en las restricciones, apuntó González Izquierdo. “Allí la cosa se empeora, porque Lima Metropolitana representa el 49% del PBI nacional, al 2019 según el INEI. Si se le impone una cuarentena de 15 o 30 días a Lima y Callao, obviamente el impacto sería mucho mayor. Seguramente volveríamos a crecer en negativo”, puntualizó.
DOS DIMENSIONES
Por su lado, Flavio Ausejo, especialista en políticas públicas de la Escuela de Gobierno de la PUCP, señaló que hay dimensiones a tomar en cuenta. Por un lado, está la actividad privada, donde las regiones tienen formas distintas de generar ingresos. Por ejemplo, está la economía cusqueña, severamente afectada porque depende del turismo, o la de la costa norte, más orientada a la agroexportación, y también afectada por las restricciones.
Asimismo, mencionó a una economía más abierta hacia el mercado interno como la amazónica, con un elemento importante como son las economías ilegales. “Entonces es bien diverso poder saber cuál va a ser la proyección. El sentido común dice que en todos los casos, los efectos de reactivación van a ser no visibles porque las restricciones continúan, pero la forma como se materializa difiere por las características económicas de cada región”, apuntó.
Por el lado del sector público, Ausejo precisó que básicamente está orientado a las inversiones públicas generadoras de empleo, Aquí es diferente, indicó, porque por un lado los gobiernos regionales y municipios deben disponer de los recursos para inversión de forma rápida. Añadió que no podemos estar en una situación en donde por temas administrativos los recursos no estén disponibles, porque necesitamos que esta plata fluya rápido.
Entonces, debe haber la disponibilidad pronta de recursos para inversión, y la necesidad de aprobar proyectos pequeños que sean generadores de empleo. “Eso implica que los gobiernos regionales y municipios han logrado fortalecer sus capacidades de gestión para poder canalizar rápidamente esta situación”, acotó.
Como reflexión, Ausejo mencionó que en la parte pública esta reactivación no se ralentice o se detenga a partir de priorizar proyectos de inversión que sean generadores de empleo temporal, para que así la gente tenga rápido dinero en el bolsillo.