Fabián Durbano: “Para mí, el límite es el cielo”

Para algunos, los tatuajes son parte del estilo personal, pero para Fabián Durbano son un recuerdo de algún importante acontecimiento en su vida. En su cuerpo tiene grabados los nombres de su esposa e hija, y un símbolo que representa una interrogante de su pasado: ¿qué habría sido de él si hubiera seguido jugando fútbol? En su país natal, Argentina, logró destacar en segunda división con un importante club local, hasta que la vida lo llevó por otro rumbo.

¿Por qué dejaste el fútbol profesional?

Dieciséis años atrás no se ganaba toda la plata que se gana ahora. Había una situación económica complicada en mi casa y yo había dejado de estudiar, así que me dediqué a trabajar. Empecé con la peluquería porque me venía de familia. Tengo seis tíos que se han dedicado a la peluquería. Hice de todo para no ser peluquero, pero al final el camino me llevó aquí.

¿Qué te dicen ahora tus tíos peluqueros?

Están contentos. Creo que yo no hubiera llegado hasta acá sin su apoyo. A veces renegaba porque no sentía que era algo que me naciera, pero tenerlos a ellos me marcó la pauta. Creo que el crecimiento de cada uno depende de su ímpetu y de qué tan alto se quiera llegar. Para mí, el límite es el cielo.

¿Sigues cerca del fútbol?

Sí, doy clases para chicos entre 12 y 13 años en una academia de fútbol. Lo hago en mis días libres, domingos por la mañana. Lo tengo como un hobby, pero más adelante sí me gustaría trabajar en la televisión como comentarista deportivo o tener una columna deportiva en un diario; en parte porque me encanta el fútbol y también porque es algo pendiente que me gustaría intentar.

Si tuvieras que escoger entre el fútbol y la peluquería, ¿con qué te quedas?

Escogería los dos. La peluquería me ha dado la vida que ahora tengo y lo único que tendría que hacer es adaptar mi tiempo. Con la oportunidad que tengo, de tener un salón, sí lo haría.

¿Cómo así llegaste al Perú?

El 2005 vine a trabajar por una temporada en la peluquería Corte y Café como parte de unas capacitaciones del staff de Roberto Giordano. Hice como un “casting” para venir a Lima y gané mucha experiencia. Creo que tuve la suerte de vivir una etapa de crecimiento en Chile y en Perú, en donde la estética evolucionó.

¿En qué sentido evolucionó?

Antes la gente era mucho más conservadora. Ahora, el tema de la imagen y el cuidado personal es muy importante. En los últimos cinco años el concepto de belleza en general ha evolucionado. El consumismo hacia lo relacionado con moda, ropa y peluquería creció mucho.

¿Se sigue viendo a la peluquería como un espacio femenino?

Antes había el concepto de que un peluquero tenía que ser gay. En Buenos Aires, la relación no era tan fuerte, pero aquí en Lima sí lo vi muy marcado. Sin embargo, poco a poco, te vas dando cuenta de que hay muchos heterosexuales que entran porque les gusta hacer que la gente se vea más linda.

¿Qué es lo que más te gusta de lo que haces?

Para mí, es importante lograr que una cliente que vino de mal humor se vaya con una sonrisa. Lo que más me agrada es poder cambiarle la perspectiva a las personas. Por lo general, vienen con una idea -hasta con una foto- porque quieren algo específico, y a veces, por diferentes motivos, no es posible.

¿Qué haces en esos casos?

Aplico el criterio profesional. Puedo hacer un trabajo lindo, pero si la cliente no se siente cómoda, no estará conforme porque no obtuvo los resultados que esperaba. Por eso, prefiero ser sincero con los clientes y darles diferentes soluciones para que decidan. Es preferible dejar de ganar un poco de dinero antes que perder la confianza del cliente.

¿Cuáles son tus próximas metas?

Me veo conduciendo un programa deportivo. Soy de las personas que prefiere intentar con todos los recursos que tenga y si no sale, al menos me quedo con la satisfacción de que lo intenté. Ya no me quedaré con la interrogante de lo que pudo haber pasado.

Consejería. Durbano resalta la importancia de la atención personaliza-da. Su salón, mensualmente, hace eventos y ofrece regalos a sus clientes.