Manuel y Enrique Bazán: “El arte es un desahogo para el alma”

“Sombra proyectada de una estrella”, una propuesta visual a gran escala hecha con 81 kilómetros de hilo que remarca el trabajo de grandes impulsores del diseño en sus múltiples vertientes bajo la mirada de Manuel (M) y Enrique (E) Bazán. El testimonio vivo de estos hermanos los ha convertido en uno de los artífices principales de la tercera edición del LDW. Aficionados al arte, han hecho de los escenarios cotidianos su escuela para intervenir espacios vacíos y tejer una ilusión de gamas valiéndose de elementos comunes, como los que posee un estilo de vida rudimentario.

Se han convertido en los hacedores de las obras que representan el LDW, ¿en qué se basaron para crear sus piezas? (E): En el talento de todos los participantes. Es un homenaje que queremos expresar a toda esta gente, pues las consideramos estrellas que llevan una sombra que alumbra a la gente. Además, quisimos hacer un homenaje a Gabriel Dawe y su obra a gran escala Plexus N° 13, un artista que ha sido nuestra fuente de inspiración.

¿Por qué decidieron gestar una carrera artística en el Perú? (M): Dejamos Venezuela y elegimos este país porque nuestro papá es peruano. A pesar de que comenzamos trabajando en una empresa retail, más tarde surgió la afición por dibujar y hacer ciertas cosas creativas.

(E): Lo que sucede es que siempre hemos tenido un vínculo con el arte. De hecho en Venezuela trabajamos por cinco años en un circo. Fuimos acróbatas, lanzábamos fuego por la boca, hacíamos teatro. En ese mundo conoces a muchos diseñadores, artistas y pintores. Estábamos rodeados de arte.

¿Hay rezagos de su vida plasmados en sus obras? (E): Sí. Los años que dediqué mi vida a estudiar ingeniería se pueden apreciar a través de los detalles que refleja la ilusión óptica. Hay un artista que puede representar nuestro estilo llamado Jesús Soto, que hace arte cinético en Caracas. Es interesante ver su capacidad de sacar de pequeños elementos como tubos, volúmenes y formas de gran magnitud capaces de transmitir un espejismo.

¿En qué momento decidieron hacer un testimonio público de su trabajo? (M): Desde hace tres años nos hemos dedicado a crear piezas para presentarlas en nuestra casa a familiares y amigos. Pero un día nos animaron a mostrar nuestro trabajo en una cafetería de Miraflores. La gente quedó fascinada con los elementos que adornaban el lugar.

(E): Solo tenemos seis meses exhibiendo nuestro trabajo al público. Luego vinieron las invitaciones para ser parte de importantes eventos de decoración como Casa Cor.

Son capaces de maniobrar objetos básicos para dar vida a nuevas piezas, ¿cuáles son sus elementos favoritos? (M): Nos encanta crear obras con hilo porque somos fanáticos de ese material. Artistas que nos inspiran, como Dawe, crean volúmenes de kilómetros de hilo para formar cosas asombrosas. Sin embargo, hay otros elementos esenciales para nosotros como la madera y el tornillo.

¿Qué logros definen su novel carrera en las artes? (E): Una vez nos pidieron intervenir el salón principal de la tienda de Ágatha Ruiz de la Prada en Lima. Había una pared blanca que querían llenar de color. Investigamos e hicimos una adaptación del Plexus N° 9 de Dawe. Empezamos a trabajar con hilo. Al final la propia Ágatha quedó fascinada con nuestro trabajo. Nos basamos en el hecho de que ella hace moda y el hilo es un elemento de la confección. La serie de piezas estuvieron valorizadas en $3000, aproximadamente. También hemos hecho trabajos para estudios de abogados y el Mincetur.

(M): Considero que el arte es la mejor manera de acercarte a algo porque inspiras a personas de todas la edades. Por ejemplo, ahora los niños no se sorprenden con nada. Les puedes hacer un truco de magia y ellos te dicen que lo han visto en Internet. Hay que recordar que ellos solían divertirse con la pintura y el dibujo.

¿Qué tan importante es inculcar a las nuevas generaciones el amor por el arte? (M): Es una responsabilidad. A nosotros nos gusta hablar de los detalles, y creemos que el arte permite hacerte pensar que puedes ser capaz de crear cosas con los elementos más pequeños y darle un nuevo significado; trabajar con materiales económicos y que no dañan el planeta. A las nuevas generaciones deberían inculcarles que el arte es un desahogo mental.