Esta semana se dieron a conocer las cifras de la ejecución de presupuesto de los diferentes niveles de gobierno del país. Mientras que a nivel regional fue de 37,2%, los gobiernos locales gastaron 21,8% en un primer semestre atípico por la pandemia que vivimos. ¿Qué razones se esconden detrás de estas cifras?
María Isabel Remy, investigadora principal del Instituto de Estudios Peruanos, consideró que la cifra no es tan baja luego de más de cien días de encierro y de parálisis de las actividades y la economía.
“Lo que es terrible es la baja ejecución de los proyectos de inversión que fue del 14%, pero eso no es atribuible a los gobiernos descentralizados, sino a la situación de la cuarentena”, refirió Remy.
Explicó que antes de la pandemia se había avanzado principalmente en proyectos de transporte, saneamiento y educación. “Es una orientación interesante de la inversión: caminos locales, saneamiento, y mejoramiento de la oferta educativa”, añadió la socióloga.
Asimismo, consideró que los gobiernos regionales cargan con el presupuesto de planillas de educación y salud. Y los maestros y médicos han seguido recibiendo su sueldo, por eso su ejecución en actividades, fuera de la inversión, es la normal.
En tanto, el economista Efraín Gonzales de Olarte, profesor principal de la Pontificia Universidad Católica del Perú, detalló su percepción del gasto de los gobiernos regionales. “De acuerdo con la programación presupuestal, ejecutaron menos de lo programado en lo que se refiere a gastos corrientes, y en lo que se refiere a proyectos de inversión la ejecución es mínima”.
“Presumo que los gobiernos regionales y municipales están concentrados en las acciones que les corresponden frente al coronavirus, que están más vinculadas al gasto corriente. El proceso de inversiones del Estado en general ha sido afectado por las necesidades inmediatas de infraestructura de salud y de educación”, señaló.
UNA META CASI IMPOSIBLE
La investigadora no cree que los gobiernos subnacionales puedan llegar a gastar el total de su presupuesto hasta fin de año. “Este no va a ser un año normal, y de las transferencias de proyectos y proyectos de inversión pública (PIP) no creo que se pueda gastar el 100%”.
Enfatizó que hay mucho que revisar sobre los proyectos de inversión, porque da la sensación que no se está llevando el dinero donde es más necesario. En ese sentido, dijo que hay recursos que se podrían gastar más razonablemente en servicios más que en obras.
CORRUPCIÓN Y TRAMITOLOGÍA
Otro de los factores de los bajos niveles de ejecución es la corrupción de funcionarios y los engorrosos trámites que deben seguirse para iniciar una obra. Al respecto, María Isabel Remy reconoció que tanto la corrupción como la tramitología son complicadas de manejarse.
“La tramitología crece porque se espera con eso controlar la corrupción, pero también es cierto que la tramitología inhibe la inversión y que la corrupción igual va a seguir. Entonces, hay que mirar primero la calidad de gasto”, sentenció.
Al ser el Perú un país que tiene un grave problema de corrupción, no lo estamos enfrentando como tal, comentó Remy. Sin embargo, con respecto al gasto de los gobiernos subnacionales no cree que esta sea la principal traba de inversión, sino la coyuntura que vivimos por la pandemia.