Presidente ejecutivo de Servir: "Es difícil cambiar la cultura del trabajador peruano"

La Autoridad Nacional del Servicio Civil (Servir) es una entidad pública adscrita a la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM). Es similar a una gerencia de Recursos Humanos de la administración pública, señala su presidente ejecutivo, Juan Carlos Cortés Carcelén. En entrevista con Correo, manifestó que el mejor empleado público no es aquel que tiene más títulos profesionales que otros, sino el que tiene una mayor vocación de servicio, mejores competencias de liderazgo, de trabajo en equipo, la capacidad para resolver los problemas, porque solo así logrará mejores resultados para los ciudadanos del país.

¿Se le está dificultando aplicar la Ley Servir? 

La vigencia de la ley comenzó en 2014. Sí, sabíamos que iba a tener resistencia. Ninguna reforma se hace sin resistencia.

Pero la resistencia es muy fuerte porque hay entidades del Estado que salieron de la Ley Servir, como el Congreso.

Hay una ley, por ejemplo, que exonera al Congreso de la Ley Servir, pero estamos tratando de persuadir la importancia que tiene la meritocracia, es decir, quien gana un concurso (para una plaza) es la persona adecuada para el puesto.

¿Qué es lo más difícil en la administración de los recursos humanos del Estado?

Cambiar la cultura de los trabajadores del Estado. Estamos acostumbrados a hacer las cosas de forma no muy adecuada. Por ejemplo, en el caso de los audios (en los que ciertos funcionarios recomiendan a familiares para un puesto de trabajo en el Estado), donde se escucha “hermanito, mi sobrino quiere esto”, esto debe cambiar. Hay que decirles a los políticos y funcionarios públicos que lo mejor que le puede suceder al país es confiar en la meritocracia, porque dará buenos resultados.

También hemos tenido personas, funcionarios, que apostaron por la meritocracia, no necesariamente por el sueldo. El tema es de muchas cosas: de competencia, de liderazgo, de trabajo en equipo, de dar mejor servicio a los ciudadanos.

Entonces, tal como está la administración pública, ¿aún es difícil encarar la corrupción desde el Estado?

Creo que hemos avanzado bastante, a pesar de los audios. No se ha logrado vencer los problemas, pero sí hay un grupo importante de trabajadores, de servidores civiles, que tratan de hacer las cosas bien, cambiando las cosas de forma integral.

¿Se puede calificar de 1 al 10 la capacidad profesional de los servidores públicos?

No podemos generalizar, no es bueno; los ponderados esconden cosas.

Pero cubrir con personas no idóneas puestos de trabajo en el Estado le resta competitividad y no ayuda al desarrollo del país...

Tenemos que hacer las cosas bajando las evidencias a cada entidad; a veces, a cada puesto (de trabajo). Por ejemplo, se puede decir que 50% de los que trabajan en el Estado son mujeres y el otro 50% son hombres, pero eso esconde una serie de temas importantes, como que las mujeres acceden a cargos de funcionarios en solo 28%, que hay plazas ocupadas solo por mujeres.

Hay municipalidades, regiones, que han avanzado bastante, porque la medición es en función del servicio que otorgan.

Pero ¿cómo se mide la competitividad en un puesto? 

Lo que hacemos es formar. Para Servir, lo importante no es la cantidad de títulos que se tiene, sino la posibilidad de que en un puesto se ofrezca un servicio eficiente; que haya vocación de servicio.

Entonces, ¿cuán eficientes son los servidores públicos sobre lo que demanda el país? 

Estamos cambiando una cultura. La cultura que aún se resiste es la de que si tengo más títulos, soy mejor. No es cierto. Necesitamos mayor conocimiento, pero también mejores competencias. Entonces, las personas que tienen mejores competencias de liderazgo, de vocación de servicio, de trabajo en equipo, de resolver los problemas, van a lograr mejores cosas para los ciudadanos. En eso estamos. Los cuerpos de gerentes públicos, de alguna manera porque han sido medidos así, a través de competencias, tienen resultados importantes.