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Cuando una persona cualquiera sufre el robo de sus tarjetas de crédito o débito, lo primero que hace es llamar al banco para informar del hecho y que se anulen las operaciones que los asaltantes puedan haber realizado.

Pero en algunos casos el robo da lugar a un delito más complejo, la clonación. Se le llama así a una duplicación de la tarjeta. Puede haber ocurrido que los asaltantes tomaran los datos a través de un lector o dispositivo inserto en un cajero para luego colocar esta información en otra tarjeta. Este paso da lugar a una serie de movimientos bancarios que los titulares de las cuentas no han realizado.

La otra modalidad de clonación es cuando los ladrones consiguen a una persona parecida al titular y van hasta el mismo banco a sacar un duplicado de la tarjeta anulada. En ambos casos, son los mecanismos de seguridad de la institución financiera los que han sido burlados y el banco asume esa responsabilidad a menos que se compruebe que el titular está implicado en la estafa.

Pasos a seguir

Por ello, cuando se presenta una clonación de tarjetas es el banco el que asume la responsabilidad según un código elaborado por la Superintendencia de Banca y Seguros en 2014. Si ya se comunicó con el banco, lo siguiente es que ellos le envien un registro físico o digital de esta comunicación y un código de reclamo. Este documento le servirá para presentar su denuncia a la comisaría.